Miró el techo, gimió arrepentida por haberlo tratado tan despectivamente. Siempre había sido una mujer inteligente y llena de energía, quizás su autoestima estaba un poco estrangulada, pero lo que si tenía en cuenta y sabía de sobra era que Alejandro Del Toro no era un sinvergüenza. No podía negar que se sentía muy cómoda, pero claro, ha trabajado para él por veinte años, lo vio en una situación confusa, embarazosa y muy triste cuando sucedió lo de su esposa, ella estuvo ahí levantándolo cuando se caía de la borrachera y cuando se sentía tan triste que no deseaba ni hablar. Esos días fueron duros. Y ahora ella con su frustración y dolor por haber sido engañada lo lastimó, ahora no puede dormir porque necesita disculparse. Se siente como una mala persona ya que él es su jefe y lo ha juzgado como si n
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