31. Príncipe de los condenados
Narrrador Omnisciente El miedo la invadió las manos sudorosas la delataban. Para colmo la iba a encontrar totalmente desnuda. Su temor era inmenso, no porque se tratara de un Arcángel, ella no le temería nunca a un igual. Solo el miedo de enfrentar a quien la convirtió la hacía morderse el labio inferior. Él no tenía derecho a reclamarle por su infidelidad, ni siquiera sabía si en las costumbres de los arcángeles se reconocía la infidelidad como censura, o eran libre de acostarse con quien quisieran. Ella era libre de hacer lo que quisiera, ella había pasado sola por lo peor.Jack estaba cargando una escopeta de gran calibre mientras que la protegía con su cuerpo por si el arcángel entraba por la puerta que golpeaba en cualquier momento. Pobre Jack, su vida entera matando bichos lo hacían creer que era el único capaz de pro
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