La brisa salina golpeaba su rostro con gentileza, la belleza paradisiaca del mar, era algo que lograba asombrarla completamente, Ceres no había asistido jamás una playa, por eso, se sentía como una niña en dulcería…corría con impaciencia por todos lados, aquella felicidad momentánea, aunque sabía que no sería eterna, lograba hacerla olvidarse, aunque sea por un momento de sus sufrimientos.Estaba embarazada y con temor de que su cruel medio hermano la encontrara y arrasara con todo a su paso si se enterase de ello, pero por ahora…solo por ese instante, no quería pensar en nada de ello.Mirando el océano frente a ella, se sintió reconfortada, feliz…las aguas turquesas de las playas de Linapacan, en Filipinas, eran verdaderamente hermosas, la arena blanca y las aguas cristalinas eran algo realmente hermoso y digno de admirar…acariciando su aun pequeño vientre, Ceres se negaba a pensar en todo el dolor que habían atravesado, ahora mismo, una nueva vida crecía en su interior
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