La noche fría de navidad se había tornado demasiado seria, solos, en los aposentos que habían comenzado a compartir, Ceres y Auguste se miraban el uno al otro sin animarse a hablar primero, era el momento de decirle la verdad, aunque aquella hermosa rubia ni siquiera le había cuestionado la razón de aquella mordida que le dio bajo la luz de la luna en su primer apareamiento, estaba marcada, era suya y le pertenecía, y tenia derecho a saber la verdad después de todo.– Se que lo sabes, no te he dicho la verdad sobre quien soy y que soy en realidad, mi familia, los Dupont, por más ridículo e increíble que sea, no somos igual que el resto, lo mismo pasa con Fortier…y yo…yo no sé cómo decirte esto – dijo Auguste con nerviosismo.Ceres sonrió con compresión, suponía que no era nada sencillo para su amado piel canela decir la verdad sobre su natu
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