Belmont miraba el liquido oscuro en su copa de vino, el silencio reinaba en aquel lujoso estudio de su elegante museo, repasaba en su mente una y otra vez lo que había visto, los labios de su marcada besando los de su hombre de confianza, Alfred lo había traicionado y aunque aquello no era en realidad una sorpresa, había dolido mas de lo esperado, bebiendo de aquella copa de cristal, miro su reloj de bolsillo, era ya muy tarde y Ceres aun no llegaba, marcando una vez su numero celular, nuevamente la línea se quedaba con aquel desesperante sonido, no había respondido ninguna de sus llamadas, se sentía harto, mas que harto, la hermosa pintora era la mujer que él había escogido para si mismo y sin embargo, ella no correspondía a sus afectos. Dejando la copa de lado, Belmont Fortier tomaba la botella de vino, Henri Jayer Richebourg Grand Cru, cosecha de 1962, finísimo vino de más de quince mil dólares, uno que pretendía beber en compañía de la hermosa rubia esa mañana, sin embar
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