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Todos los capítulos de La esposa del doctor : Capítulo 11 - Capítulo 20
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Cambios
Abrió los ojos lentamente, temiendo encontrarse con los ojos de Jake, pero cuando lo hizo, él no estaba. En la cama solo estaba ella. Miró alrededor de la habitación y nada. Había un reloj cuadrado en la mesita de noche que estaba al lado de la cama, marcaba las siete y veinte de la mañana.  Tomó el albornoz que estaba tirado en el suelo y cubrió su cuerpo, se sentía muy avergonzada por su acción de la noche anterior pero agradecía a Jake mentalmente por haberla rechazado, de lo contrario ya no lo vería del mismo modo ni el a ella. Tocó la tela cálida que cubría su cuerpo, recordando las veces que un albornoz la había abrigado de las frías calles, cuando huyó de varios veces de los albergues por la mafia sexual que había dentro de estos, solo para ir a dar  con el mal nacido de  Robert y su pandilla de escorias. Agradecía infinitamente a Jake por la oportunidad de una vida digna que le estaba ofreciendo, pero no solo a ella, si no ta
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Tom
El pelo de Ana había pasado de un castaño claro a un rubio seta o más bien conocido como blonde. Tony le había hecho un fabuloso corte en capa, deshaciéndose de todo el cabello de sus puntas que estaba excesivamente maltratado. Le había dado el toque final con unas suaves  ondas y un flequillo de lado que enmarcaba su rostro. Depiló sus cejas y le dio algunos consejos de cómo peinarse para favorecer más su rostro. Cuando Tony le extendió el espejo a Ana, esta casi lo deja caer de la sorpresa. Hacían muchos años que no veía la mujer que era antes, antes de todo, antes de estar en las calles, casi no reconocía su rostro, el cual ahora estaba bañado en lágrimas al encontrarse bella y con un atisbo de esperanza en la mirada, no un simple cambio de cabello, sino por todo lo que estaba pasando en su vida. — No llores, es un buen cambio. Se nota que todo esto es reciente para ti. — Tony puso una mano en su hombro mientras le hablaba. — Todos merecemos ser felices
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Pesadillas.
Ana seguía sentándose en el asiento de atrás junto a Tom. Camino al parque, Jake no dejaba de mirar por el retrovisor. La mirada de Ana se perdía por la ventanilla mientras el coche estaba  en pleno silencio. Solo se escuchaban las manos de Tom tocando todo a su paso. — Ana. — habló ya sin poder aguantar más el silencio. — Después de salir del parque iremos a comprarte un celular y una computadora. ¿Que te parece? — Creo  no necesitarlo. — contestó sin dejar de mirar por la ventana. — De esa forma podríamos comunicarnos, también estarías al tanto de todo lo que pasa a tu alrededor. — Sería un poco raro. La tecnología avanza demasiado rápido y yo ya no estoy al día con ella. — Puedo enseñarte cómo usarlo.  Eso no es un problema. — Como quieras.Jake la miró intentando saber qué pasaba por su mente, pero le fue imposible tan si quiera descifrar su expresión.  Parecía como si Ana realmente no quisiera nada
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Renuncio
— Jake. — Movió sus hombros sin lograr despertarlo. El celular de él no dejaba de vibrar. — ¡Jake! — Volvió a decir con voz más fuerte. — ¿Eh? — abrió los ojos con lentitud topándose con el rostro de Ana y su mano elevada para mostrarle el celular. — Tu celular no deja de vibrar. — Déjalo que suene. — volvió a cerrar los ojos para después abrirlo de repente. — ¡¿Que?! ¡¿Mi celular?! Debe de ser una emergencia. — Lo tomó de la mano de Ana, viendo la hora y la llamada entrante. Cinco de la madrugada. — Hola. — Doctor Matthew, habla la doctora Rodríguez, nos ha surgido una eventualidad. — Doctora Rodriguez, dígame lo que pasa. — El señor Castro ha tenido una recaída esta madrugada, el director Tyler ha ordenado que se llamase al doctor Norris para que realizara la intervención quirúrgica, sin embargo, ha tenido que volver a cerrar. — ¿Que? — preguntó a pesar de haber escuchado pero no creído lo dicho. — Urge su
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Desempleado
Jake tenía al menos dos horas dormido. Ana aguardaba con Tom mientras él jugaba en el césped con algunos juguetes que había bajado de la habitación, la señora Christine ya se había marchado.Ana tenía el celular sobre las piernas cuando este emitió un sonido por primera vez. Ana mi miró algo extrañada  y después observó un texto que había en la pantalla.“Porque has visto noticias recientes sobre el doctor Jake Matthew, puede que esta te interese”Deslizó el dedo por la pantalla y pinchó en la noticia. El enlace se abrió.“Noticia de último minuto: El aclamado doctor Jake Matthew acaba de renunciar a su puesto como Cirujano Cardiovascular, encargado de dicho departamento, el director Tyler del hospital se encuentra en total asombro, pues no se lo esperaba. Dice que todo iba perfectamente, pero que el día de hoy salió del quirófano y pasó por la oficina a notificar su renuncia. Algunos rumores dicen que se debe a que este tiene planes de casars
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Padres
— Quizás fuiste muy permisivo con el. ¿Desde cuando nuestros hijos nos odian ? Jamie un rebelde que se enfrenta a nosotros a través de lo que él llama “arte”. No podía tomar otro medio para ganarse la vida. Incluso siendo algún político yo me hubiera conformado. Suelte que mi padre no lo está viendo, me llamaría una mala madre por el camino que él está tomando. Pensé que Jake sería una buena guía para el, en cambio siempre lo ha alentado a seguir eso que él llama sueño. ¿Como es que Jake decidió ser cirujano ? ¿Desde cuando tenía vocación de doctor ? Parece que eligieron basándose en lo que nos molestaba.  — La señora Matthew estaba en la piscina tomando el sol mientras que el señor se bebía una limonada sentado en la sombra, escuchando la inquietante voz de su esposa que no paraba  de hablar y hablar. El pobre hombre creí incluso que si se metía al agua, ella seguía hablando debajo de ella. ¡Y el problema no era que hablara ! Pero ya estaba cansado de escuchar sus crí
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Mi esposa
Jake permanecía en silencio con el pasaporte en la mano. Después de llevar a Tom a otro parque de juegos, se habían visto con el abogado. — Ana. — Estoy bien, solo se siente un poco extraño saber que me caso mañana. — ¿Que tan extraño? ¿Como para no hacerlo? — No, no extraño de una mala manera. Es que ya mañana seremos marido y mujer, un anillo adornará nuestros dedos y en cierto modo empezaremos a pertenecernos o no. — Respetaré todas las partes que habíamos acordado, lo prometo. — ¿Todas? — masculló ella, como si quiera que no fuera de ese modo. Tal vez en su interior sentía cierto anhelo al casarse con el, sobre las cosas que hacían los recién casados. Pero habían puesto límites y estos debían de ser respetados. 
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Encerrada.
— Lo siento, Jake. No hay nada que podamos hacer. Tienen pruebas contra Ana, hay muchas fotos y detalles de un médico que revisó los golpes de Samantha cuando esta fue al hospital. – retiró sus lentes y los colgó en el cuello de su camisa blanca. Miró a los ojos preocupados de Jake, el recién casado. — Me temo que quieren realizar el pequeño juicio de inmediato. Esto es muy inusual, cuando entré había demasiado interés en un caso tan sencillo como este, mañana a las ocho, por favor preséntate. Yo estaré aquí. —Pero, no estoy entendiendo nada. ¿Me estás diciendo que Ana se quedará presa y que mañana será su juicio? ¿Que es lo que dices? Fue una pelea entre las dos. — El rostro de Samantha Parker dice lo contrario. Aquí ya no se trata de cómo empezó, ella trajo pruebas, trajo relaciones y mucha ira hacia Ana. Ni si quiera pude lograr que pasara esta noche en su casa y que regresara mañana, se queda presa, Jake. Lo siento. — ¿Lo sientes? Nos acabamos de c
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¿Alguna vez he sido libre?
Después de salir de la casa de su hermano, escuchar que era muy tarde para ver a Ana, después de que se lo habían impedido en la tarde, Jamie estaba hecho una furia. Recién llegaba después de dos horas conduciendo a alta velocidad y se encontraba con la situación más complicada que antes. Pasó por el cajero y sacó una buena cantidad de dinero, después compró varias hamburguesas y algunos jugos. Buscó en el mensaje que le había enviado Jake la ubicación de la comisaría. Se dirigió hacia allá. — Buenas noches, caballeros. — Apenas si podía caminar con toda la comida que llevaba y el bolsillo abultado lleno de dinero, que no cabía en la billetera. — Una larga noche, ¿no? Se dirigió hacia un pequeño escritorio donde había detrás un hombre de mediana edad vestido con el uniforme azul — ¿ En que puedo ayudarlo? Jamie colocó las cosas sobre el escritorio, mirando fijamente al oficial. Abrió un poco una de las hamburguesas y el olor comenzó a
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Llorar.
— Buenos días, señor. — Buenos días, Christine. En unos minutos saldré hacia la comisaría. ¿Podrías tranquilizar a Tom cuando despierte? — Claro, señor. Usted no se preocupe, yo me encargaré de él. — Gracias. Jake aún no entendía bien la discusión que había tenido la noche anterior con Jamie. Lo había hecho cuestionarse toda la noche si casarse con Ana realmente había sido una decisión correcta. No por el, solo que quizás había acorralado a Ana hasta ese punto y ella no estaba de acuerdo con lo que habían hecho. ¿Por qué habían tomado un matrimonio tan a la ligera? Estaban casados. Pero ¿que seguía? ¿Convivir como dos hermanos mientras ella era la señora Matthew y dormían en la misma cama jugando a ser amigos y que nada podía pasar entre los dos porque así lo había decidido en un acuerdo que se llevó a cabo con un simple apretón de manos? Él respetaría el acuerdo, su privacidad y todo lo que se había dicho. 
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