Todos los capítulos de Almas de carbón: Capítulo 1 - Capítulo 10
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1
      Charley Hastings apenas tenía nueve años cuando comenzó a odiar el carbón y lo hizo sin darse cuenta, progresiva y lentamente, como un insecto que se metamorfosea en otro completamente distinto, pero al mismo tiempo continúa siendo el mismo. No lo vio llegar, ni sintió cuando se le posó en la piel, apoderándose poco a poco de cada pedazo de su cuerpo y siguiendo luego con sus pensamientos, sus ideas, sus sentimientos, llegando por último a su alma, ennegreciéndola con el paso del tiempo… o al menos eso era lo que pensaba años después, mientras observaba cómo se consumía entre las llamas, el cuerpo sin vida de una completa desconocida que acababa de violar y asesinar, pero para llegar a ese punto tubo que transcurrir muchos años.    Sentado en una roca, bajo el breve techo de zinc que tapaba algo parecido a un portal en
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    No obstante Charley, que no tenía ni la más mínima idea de lo anterior expuesto, no podía evitar el comenzar a trabajar junto a su padre y a su hermano cuando cumpliera los trece años. Él pertenecía al grupo con menos suerte de todos, los que trabajaban en las minas por pura tradición familiar, sin poder escoger ni protestar, no porque no tuviesen una opinión propia al respecto, sino porque no conocían otra cosa. Para ellos ese era flujo natural de la vida. Si naces en un lugar donde hay guerra, asumes que dado el momento, tú también tendrás que tomar un arma y luchar contra un enemigo que ni conoces, en una pelea que no entiendes. Si naces en un pueblo pesquero, terminas pescando antes de aprender a correr. Si naces en la realeza, rodeado de lujo y buena comida, creces pensando que lo más natural del mundo es vivir sin hacer otra cosa que gastar dinero en todo lo que
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    Cuando todos se acomodaron, en medio de un murmullo de señoras, se escuchó una voz clara como el cristal que comenzó a cantar, siguiéndola de inmediato todos los presentes hasta sumergirla en un cántico general donde no se distinguía ninguna individualidad. Al unísono de la melodía que llenaba el alma de Charley de una extraña sensación, por el pasillo central se acercaba el cura seguido por el mismo monaguillo de la campana que caminaba cabizbajo. Terminó la canción y el hombre hizo la señal de la cruz y dijo algunas palabras seguidas por una respuesta del pueblo allí reunido. El chico se impresionó por la coordinación de todos y por el respeto con el que era mirado y tratado el sacerdote que oficiaba la misa. Luego comenzó a hablar en una lengua extraña para Charley, que no logró entender por mucho que se esforzó, pero que l
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    El padre de Charley trabajaba en una de las brigadas de extracción, pero el hermano todavía no se había ganado el puesto, por lo que lo hacía en la brigada de los pilares, que eran los encargados de retirarlos después que se agotara el material de la grieta. A medida que se abandonaba la grieta, se sacaban los troncos de madera y se destruían las columnas de carbón, extrayendo el mineral en retirada, teniendo que salir huyendo a menudo con la muerte pisándole los talones tras el colapso del techo despojado de sus soportes, sepultando en más de una ocasión a los vivos junto a los muertos sin familia que dejaban atrás para no tener que enterrarlos. En esta brigada trabajaban los jóvenes fuertes y rápidos, mientras que a los más pequeños como Charley se les asignaban tareas menos peligrosas, pero no menos difíciles. Durante la jornada sacaban el mineral en
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Así Charley retomó su vida donde la había dejado. Con cada revelación y mientras más crecía la comunicación con su interior, mejor se sentía consigo mismo. Con el tiempo llegó a comprender que tendría que tener paciencia. Dios le decía que un día saldría de esas sucias minas y sería una persona grande e influyente como las que veía en los periódicos que leía. Trazaron un plan para después de hacerse rico que acabaría con los demás Dioses falsos para siempre, formando un ejército de valientes guerreros que irían por el mundo aniquilando a todos los que no lo tuvieses a él por líder. La voz le confesó lo que hace tiempo sabía y era que no se encontraba solo en la lucha, pero le dijo que pronto sería el líder de todos y cada uno de sus seguidores, un rey que tomaría las riendas de su ar
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Enseguida supieron que estaba enamorado de la puta y cuando un hombre se enamora, no importa que sea una santa o la peor de las mujeres, para ese hombre es su vida y la única manera de pagar su pérdida es con otra vida. Charley había escuchado a su contrincante hacer varias veces las historias de sus peleas en las barracas y sabía cuál sería su próximo movimiento casi con absoluta seguridad. Muchos de los presentes se apresuraron a hacer apuestas en las que el muchacho salía perdedor por un amplio margen, aun así se encontró entre la multitud quienes pusieron su dinero a favor del delgado e impasible joven, esperando que un milagro llenara sus bolsillos.   — ¿En serio, muchacho. Vas a morir por una prostituta? ¿Acaso tu padre sabe que estás aquí?    Al no obtener respuesta, o mejor dicho, al no obtener otra respuesta que el silencio y al ve
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  Y prosiguió su camino, perdiéndose entre una nube de polvo negro que se mantuvo en el aire durante varios minutos antes de disiparse, marcando la ruta andada por el automóvil desde la mina hasta el horizonte.  Pasaron dos semanas y ya Charley se había olvidado por completo del incidente, cuando uno de los capataces se le acercó y lo tocó por el hombro, indicándole que le siguiera para hablar en otro lugar menos ruidoso. Cuando salieron de la caldera el hombre le dio un papel y le dijo que el señor Thomson quería que se presentara en su casa el domingo por la mañana.  —Pero yo no sé dónde es eso.  —Está en el papel, cinco millas al norte de aquí.  Charley no era tonto. Estaba seguro que el reclamo del dueño era debido al incidente del auto. Quizá quería que fuera su mecánico o hasta su chof
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  — ¡Ja, ja, ja! Claro que nunca has visto algo como esto. Es un caballo árabe. Es una joya que me costó una fortuna para mi nieta. ¿Sabes cuánto mide? Ciento cincuenta y siete centímetros, todo un gigante dentro de su raza. Y más importante todavía, tiene diecisiete costillas y cinco vértebras lumbares. Algo así es muy poco común, por eso es que tiene la cola tan parada y se lo voy a regalar a mi niña por su cumpleaños.  El señor Thomson estaba muy alegre, jovial y conversador, algo que no era muy común, ya que se enojaba muy fácilmente con cualquier problema y teniendo tantos negocios y propiedades, los problemas eran casi diarios. Tomó al joven por el brazo y lo condujo fura de las caballerizas.  —Mira —dijo señalando un espacio vacío—. Allí es donde mandaré a construir un lugar sol
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Otra cosa era su carácter siempre cambiante por culpa de los negocios, cosa que se tomaba muy en serio. Si se le molestaba con cualquier nimiedad cuando estaba enojado, era capaz de golpear él mismo al desdichado con una fusta para caballos que eternamente llevaba en su mano izquierda, mientras en la derecha portaba el bastón de madera negra tallada, el que usaba cuando le dolía caminar.La señora y esposa del señor Thomson era muchísimo más joven que él. Después que la primera falleciera, el señor se tomó unas largas vacaciones de cinco años sin estar comprometido sin mujer alguna, aunque se decía que visitaba a menudo un burdel de categoría en la capital del país, donde tenía una amante francesa de dieciséis años que le hizo perder su equilibrio financiero en cuanto a gastos. Luego se apareció un día con la señora Beatriz
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10
  —Hace unos años tuve una novia y usted se le parece mucho, sobre todo en los ojos, si me disculpa la comparación.  — ¿Dónde, en las minas?  Charley se sorprendió que la señorita supiera que él había trabajado en las minas. Entonces dedujo que el abuelo se lo había dicho.  —Sí, en las minas.  — ¿Era trabajadora de allí? —insistió en el tema, con la curiosidad propia de una adolescente que no sabía nada de ese mundo.  —No, en las minas no trabajan mujeres, no aguantarían ni una semana. — ¿Cómo qué no? El trabajo no puede ser tan duro como para que una mujer no pueda hacerlo. Nosotras podemos hacer de todo. En Paris las mujeres hacen exactamente las mismas cosas que los hombres, trabajan, pintan, conducen autos y hasta tienen negocios. &
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