Nael, siguió a su padre en silencio por los anchos pasillos de Palacio. Él, le dirigía a su despacho, parecía turbado y meditabundo. Algo ocurría, algo grave. Cuando llegaron, Zabdiel le invitó a sentarse; así lo hizo y lo observó hacer lo mismo frente a el. -Padre ¿Qué ocurre?- Su semblante me preocupa, esta demasiado ensimismado. -El tema que nos trae aquí es bastante delicado.-¿Algún problema con un Emirato?-Gracias a Alá, todo esta en perfecto orden, Nael...- dice a la vez que deja escapar un largo suspiro.-Bien, en ese caso, le escucho, padre. -He notado que tus sentimientos hacia Vanessa han crecido, noto como te mira, Nael. -Nos amamos padre, esa es la realidad, quizás pronto estemos preparados para anunciar que estamos juntos- la mirada del Jeque, se ensombreció - sé que quizás ninguno de la familia lo hubiese pensado, seguramente, ni lo hubiesen imaginado pero,
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