Nael, siguió a su padre en silencio por los anchos pasillos de Palacio. Él, le dirigía a su despacho, parecía turbado y meditabundo.
Algo ocurría, algo grave. Cuando llegaron, Zabdiel le invitó a sentarse; así lo hizo y lo observó hacer lo mismo frente a el. -Padre ¿Qué ocurre?- Su semblante me preocupa, esta demasiado ensimismado. -El tema que nos trae aquí es bastante delicado.-¿Algún problema con un Emirato?-Gracias a Alá, todo esta en perfecto orden, Nael...- dice a la vez que deja escapar un largo suspiro.-Bien, en ese caso, le escucho, padre. -He notado que tus sentimientos hacia Vanessa han crecido, noto como te mira, Nael. -Nos amamos padre, esa es la realidad, quizás pronto estemos preparados para anunciar que estamos juntos- la mirada del Jeque, se ensombreció - sé que quizás ninguno de la familia lo hubiese pensado, seguramente, ni lo hubiesen imaginado pero,Todos pudieron notar durante la cena que El Príncipe estaba demasiado callado y pensativo, ni siquiera los intentos de Vanessa lograron animarlo, parecía demasiado ensimismado, demasiado perdido, demasiado... lejano.Luego de la cena, ni si quiera quiso quedarse a compartir con la familia, sencillamente había dejado un beso en la frente de Vanessa, se había disculpado con todos y se había retirado a sus aposentos.Vanessa, quedo aún más preocupada cuando no llegó a su habitación aquella noche... Algo estaba sucediendo, algo grave, no se atrevía a ir a su habitación, le daría su espacio, lo necesitaba para pensar en aquello que lo perturbaba, pero mañana sin falta hablarían y le ofrecería su hombro, para ayudarlo a sobrellevar cualquier pena. -Algo le sucede a mi hijo, lo sé - decía la Reina preocupada, acostada sobre su ámplio lecho, con sus largos y dorados cabellos extendidos en l
Isabella, encontró a su hijo justo en direccion a sus habitaciones.-Madre...-Que bueno que te encuentro Hijo, necesitamos hablar.-Iba a mis habitaciones pero...-Vamos, sólo serán unos minutos.Llegaron solo un par de minutos después. Isabella, suspiró con fuerza.-He hablado con Zabdiel, me ha contado todo- lo miró fijamente.-Madre...-Quiero que sepas que no estás obligado a nada. Nadie, ni siquiera tu amor al pueblo puede obligarte a renunciar a Vanessa, la amas y no hay nada que importe mas- acaricio su mejilla- nadie puede pedirte que renuncies a los deseos de tu corazón, nadie Nael. Absolutamente nadie, ni siquiera tu padre.-Gracias por apoyarme, madre- dijo con toda sinceridad, mientras que la miraba con todo el amor que sentía por ella.-¿Como podría menos que eso? Nunca podría explicar con palabras cuánto te amo. Gustosa entregaría mi vida por tu bienestar o el de Isabdiella, j
-¡¿Qué?!- gritó Zahiry furiosa- ¡odio a esa zorresa descarada!-¿Cómo se atreve a chantajear así a Jamal?- pregunta una indignada Isabdiella, que mantiene el ceño fruncido-¡Es un Príncipe!-Y ella una insolente- aseguró Zahiry.-Es una víbora - responde Vanessa, arrugando el ceño- pretende quedarse con Nael.-¿Tu vas a permitirselo?- dice la otra gemela mirándola extrañada.-¡Por supuesto que no, Zashirah, no dejaré que coloque sus garras en Nael! -dijo firme- me tiene muy sin cuidado si es la hija de un presidente... no tendrá a Nael.-¡Es una maldita bruja!- Zahiry estaba enojada. Estaban las cuatro reunidas en la habitacion de Isabdiella, conversando y compartiendo algunos aperitivos- si vuelvo a verla le dejaré muy claro lo que opino de ella- dijo furiosa.-Yo solo espero no volver a verla jamás - dijo Vanessa.-Es una arpía - dijo Zashirah.-¿Qué le hace pensar que Jamal acepta
Zabdiel, suspiró antes de tomar el teléfono y llevárselo al oído.-Presidente, LeBlanc- dijo a forma de saludo.-Majestad, es un enorme placer saludarle.-Lo mismo digo, he querido comunicarme con usted, sin embargo, he tenido múltiples ocupaciones que han requerido mi absoluta atención- se excusó.-Eso imaginé, Excelencia. Pierda cuidado. Es grato para mi comunicarle que Italia, esta inmensamente feliz de hacer negocios con nosotros- se escuchaba orgulloso y seguramente lo estaba, ante su logro.-Esa es una magnifica noticia- dijo El Jeque, sonriendo.-Lo es- asegura- quizas, pronto debamos viajar a Roma, para asi cerrar los acuerdos.-Por mi no hay problemas, acordemos la fecha y allí estaré-aseguro.-Bien... Majestad- parecía incómodo y Zabdiel, supo el motivo- mi llamada también responde a la necesidad de saber si El Príncipe, tiene una respuesta.
Aquella noche Vanessa, se quedó largo rato sumergida en la bañera, con aceites y pétalos de rosas flotando en la tibia agua; aquello la hacía relajarse profundamente.El olor del incienso inundaba el lugar y generaba un ambiente pastoso y erótico. Mientras sus ojos estaban cerrado, ardientes imágenes llegaban a su mente.Los besos de Nael... esos labios recorriendola.Las manos de Nael... acariciando su piel.Su olor; fuerte y masculino, inundando sus sentidos. Su corazón latiendo desbocadamente...Su respiración acelerándose...Su cuerpo entero temblando de necesidad...Lo amaba, lo amaba más que a la vida misma. No había nada que deseara más que estar junto a él, que sentirlo; amándola en cuerpo y alma.Cada día que pasaba se sentía más querida. Nael, exponía públicamente sus sentimientos y eso la estaba volviéndola loca de amor. Era una completa lástima que su madre no estu
Era una imprudencia.Lo sabía.Desde tiempos memorables, entrar sin llamar, era una imprudencia. No sabía porque lo había hecho, pero nada más darse cuenta de lo que estaba ocurriendo entre ellos, se sintió extremamente avergonzada.-Yo...-Maldición- gruñó Nael, bajando de encima de Vanessa y tirando con fuerza de las sábanas para cubrir la desnudez de ambos.-¡Oh por Dios!- Vanessa, gimió horrorizada y cubrió su ruborizado rostro. Estaba tan roja y terriblemente avergonzada. Se giró dándoles la espalda.-Lo siento tanto, nunca imagine que... yo, de verdad lo... lamento- tartamudeaba nerviosa.-¡Por Alá, Isabdiella!- gruño él- ¿nunca te enseñaron a llamar, antes de entrar?-Lo siento, Jamal- dijo aún de espalda a ellos- yo...
Nael, en su intento de no demostrar falta de cortesía, contuvo un suspiro de fastidio.Si algo debía reconocersele a Haleine LeBlanc, es que era una mujer perseverante.《EL QUE PERSEVERA; VENCE》Así solía decir la abuela, pero este no sería el caso. Él amaba a una sola mujer; capaz de darle todo lo que necesitaba y mucho más. Tomó el teléfono y lo llevó a su oído.-Buenas tardes, señorita LeBlanc.-Alteza- dijo con voz entusiasta- que placer saludarle. Usted podría llamarme Haleine.-Podría, pero no es adecuado. ¿A qué debo el honor de su llamada?-Mi padre me ha dicho que usted se ha negado a nuestra propuesta.-Así es, me avergüenza mucho tener que declinar su oferta pero, mi corazón ha sido ocupado por otra dama. -Altez
-Haleine- su madre la miró con preocupación- esto es muy escabroso, lo único que lograrás es que El Príncipe te odie.-Al menos despertaré un sentimiento en él- la miró con una sonrisa- odio, amor, no es mucha la diferencia; ambas se sienten en el alma.-Hija- su padre la miró seriamente- estoy arriesgando mucho en todo esto. Las relaciones con Norusakistan, son muy importante para Francia. Además de influenciar en otros países...-Tranquilo, papito- besó su frente con amor- todo estará bien, te lo aseguro. Los acuerdos entre Francia y Norusakistan; son un hecho- sonrió- solo debemos tener un poco de calma y no flaquear.-Pero...-Confía en mi. También amo a Francia- sonrió- jamás la pondría en peligro.-Pero ellos podrían simplemente no c