*CAPÍTULO 24*

Era una imprudencia.

Lo sabía.

Desde tiempos memorables, entrar sin llamar, era una imprudencia. No sabía porque lo había hecho, pero nada más darse cuenta de lo que estaba ocurriendo entre ellos, se sintió extremamente avergonzada.

-Yo...

-Maldición- gruñó Nael, bajando de encima de Vanessa y tirando con fuerza de las sábanas para cubrir la desnudez de ambos.

 

-¡Oh por Dios!- Vanessa, gimió horrorizada y cubrió su ruborizado rostro. Estaba tan roja y terriblemente avergonzada. Se giró dándoles la espalda.

-Lo siento tanto, nunca imagine que... yo, de verdad lo... lamento- tartamudeaba nerviosa. 

-¡Por Alá, Isabdiella!- gruño él- ¿nunca te enseñaron a llamar, antes de entrar?

-Lo siento, Jamal- dijo aún de espalda a ellos- yo...
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