Zabdiel, suspiró antes de tomar el teléfono y llevárselo al oído.
-Presidente, LeBlanc- dijo a forma de saludo. -Majestad, es un enorme placer saludarle.-Lo mismo digo, he querido comunicarme con usted, sin embargo, he tenido múltiples ocupaciones que han requerido mi absoluta atención- se excusó. -Eso imaginé, Excelencia. Pierda cuidado. Es grato para mi comunicarle que Italia, esta inmensamente feliz de hacer negocios con nosotros- se escuchaba orgulloso y seguramente lo estaba, ante su logro. -Esa es una magnifica noticia- dijo El Jeque, sonriendo. -Lo es- asegura- quizas, pronto debamos viajar a Roma, para asi cerrar los acuerdos. -Por mi no hay problemas, acordemos la fecha y allí estaré-aseguro. -Bien... Majestad- parecía incómodo y Zabdiel, supo el motivo- mi llamada también responde a la necesidad de saber si El Príncipe, tiene una respuesta.Aquella noche Vanessa, se quedó largo rato sumergida en la bañera, con aceites y pétalos de rosas flotando en la tibia agua; aquello la hacía relajarse profundamente.El olor del incienso inundaba el lugar y generaba un ambiente pastoso y erótico. Mientras sus ojos estaban cerrado, ardientes imágenes llegaban a su mente.Los besos de Nael... esos labios recorriendola.Las manos de Nael... acariciando su piel.Su olor; fuerte y masculino, inundando sus sentidos. Su corazón latiendo desbocadamente...Su respiración acelerándose...Su cuerpo entero temblando de necesidad...Lo amaba, lo amaba más que a la vida misma. No había nada que deseara más que estar junto a él, que sentirlo; amándola en cuerpo y alma.Cada día que pasaba se sentía más querida. Nael, exponía públicamente sus sentimientos y eso la estaba volviéndola loca de amor. Era una completa lástima que su madre no estu
Era una imprudencia.Lo sabía.Desde tiempos memorables, entrar sin llamar, era una imprudencia. No sabía porque lo había hecho, pero nada más darse cuenta de lo que estaba ocurriendo entre ellos, se sintió extremamente avergonzada.-Yo...-Maldición- gruñó Nael, bajando de encima de Vanessa y tirando con fuerza de las sábanas para cubrir la desnudez de ambos.-¡Oh por Dios!- Vanessa, gimió horrorizada y cubrió su ruborizado rostro. Estaba tan roja y terriblemente avergonzada. Se giró dándoles la espalda.-Lo siento tanto, nunca imagine que... yo, de verdad lo... lamento- tartamudeaba nerviosa.-¡Por Alá, Isabdiella!- gruño él- ¿nunca te enseñaron a llamar, antes de entrar?-Lo siento, Jamal- dijo aún de espalda a ellos- yo...
Nael, en su intento de no demostrar falta de cortesía, contuvo un suspiro de fastidio.Si algo debía reconocersele a Haleine LeBlanc, es que era una mujer perseverante.《EL QUE PERSEVERA; VENCE》Así solía decir la abuela, pero este no sería el caso. Él amaba a una sola mujer; capaz de darle todo lo que necesitaba y mucho más. Tomó el teléfono y lo llevó a su oído.-Buenas tardes, señorita LeBlanc.-Alteza- dijo con voz entusiasta- que placer saludarle. Usted podría llamarme Haleine.-Podría, pero no es adecuado. ¿A qué debo el honor de su llamada?-Mi padre me ha dicho que usted se ha negado a nuestra propuesta.-Así es, me avergüenza mucho tener que declinar su oferta pero, mi corazón ha sido ocupado por otra dama. -Altez
-Haleine- su madre la miró con preocupación- esto es muy escabroso, lo único que lograrás es que El Príncipe te odie.-Al menos despertaré un sentimiento en él- la miró con una sonrisa- odio, amor, no es mucha la diferencia; ambas se sienten en el alma.-Hija- su padre la miró seriamente- estoy arriesgando mucho en todo esto. Las relaciones con Norusakistan, son muy importante para Francia. Además de influenciar en otros países...-Tranquilo, papito- besó su frente con amor- todo estará bien, te lo aseguro. Los acuerdos entre Francia y Norusakistan; son un hecho- sonrió- solo debemos tener un poco de calma y no flaquear.-Pero...-Confía en mi. También amo a Francia- sonrió- jamás la pondría en peligro.-Pero ellos podrían simplemente no c
Sus palabras las golpearon con tanta fuerza que sin poder evitarlo lo soltó como si la hubiese quemado, se alejó un par de pasos, llevándose la mano al pecho. Apretó con todas sus fuerzas La Flor del Desierto. Sintió como su desbocado corazon latía con violencia.-¿Qué?-dijo casi sin aire.-Lo siento, Vanessa- se paso ambas manos por la cara en un gesto de desesperación- tú sabes que yo te amo, te amo Vanessa, mi corazón siempre sera tuyo...-¿Pero?- pregunto ahogada.-No puedo dejar que Norusakistan se hunda- la miró a través de las lágrimas- ¡Es mi responsabilidad! - gimió.-¡Tu responsabilidad es para contigo mismo!-le grito furiosa-¡No puedes hacerme esto!-¿Qué debo hacer, entonce?, ¿sentarme y ver como el país que tengo que presidir se va a la nada?...Toda esta gente es mi responsabilidad. Su estabilidad, su futuro esta en mis manos.-Entonces me sacrificas a mi- lo miró a través de las lagrima
Nael, estaba en su habitación sumido en su miseria, cuando la puerta de su habitación se abrió sin previo aviso.-Quiero matarte, Jamal-Isabdiella estaba furiosa- te burlaste de Vanessa, vengo de sus aposentos y aunque intenta ser fuerte, lo que es bastante admirable, esta deshecha.-Isa, necesito apoyo, por favor.-¿Apoyar tu propia ruina?, ¿La infelicidad de Vanessa?-Apoyo para sacar adelante a nuestro pais. Tu harías lo mismo si en tus manos estuviera el futuro de la nación- le recriminó.-Pero yo no estoy enamorada- se ruborizó, al recordar sus fervientes besos con Drew- tú sí.-No puedo renunciar al trono, no tengo a quien cederlo. ¿ O quieres que alguien extraño gobierne Norusakistan? ¿Alguien a quien quizás no le interese el pueblo?- pregunto angustiado.
Seguido de sus tres escoltas, entró a la primera joyería que vio. No le importaba cual era, si el anillo era fino, si era hermoso.Solo necesitaba un anillo... cualquiera. Igual el que había escogido con amor, reposaba en sus aposentos.-Bienvenidos- saludó una mujer muy hermosa de faciones delicadas y dulce acento.-Busco un anillo de compromiso.-¡Oh, me encantan los compromisos! - dijo emocionada- tengo muchos, unos más exclusivos que otros.-El que sea- la cara de la dependienta cambió - escójalo a su gusto. El que sea será perfecto- dijo despreocupado. La mujer parecía aturdida y sin ningún comentario fue en busca de un anillo. Oro con un diamante solitario enorme.-Lo llevo- dijo sin mirarlo mucho.Tenia cita con los LeBlanc a la una, le recibirían en su casa. Descanso un poco en la ámplia cama del hotel, la mejor de sus habitaciones.-¿Necesita algo más, Alteza?-No- respondió
-Estás sumamente callado, mon amour .- Nael, salió de sus pensamientos, volviendo a la cruda realidad para fijar la vista en su prometida.-Solo pienso un poco- dijo con tono serio.-Has estado muy frío desde que abandonamos Francia. ¿Te molesta que mi padre haya organizado el vuelo de regreso en su avioneta privada?-No me molesta- no viajaban solos; tres hombres de la guardia real y Didier, iban con ellos.-No lo sé - lo miró entrecerrando los ojos- estas...¿enojado?-Frustrado, esa sería la palabra adecuada- dijo con el ceño fruncido. Haleine, posó una de sus manos en la pierna de el. Nael, observó el gesto íntimo sin inmutarse. La femenina mano comenzó a acariciarlo, fue entonces que la detuvo, apartandola con poca delicadeza.- ésto será sumamente dificil.- dijo en voz alta.-Los matrimonios suelen serlo,mon amour- le dedicó una sonrisa. Haleine, se inclinó para besarle, pero el giró el rostro.<