Johanna se quedó conmigo hasta que llegó la hora de su próxima clase. Luego se fue.Desde ese momento, ese preciso momento en el que mi mejor amiga atravesó la puerta para no llegar tarde, empezó un período de mi vida, un lapso de tiempo que yo llamaría no mucho después "la purga". Sí, era eso exactamente lo que era. Era mi propio proceso de desintoxicación. Sacar de mi vida y de mi corazón cualquier rastro de Will Robinson que pudiera haber quedado accidentalmente esparcido por ahí, olvidar de una vez por todas no solo a él, sino todo lo que me pudiera evocar su recuerdo.Pasaron algo de tres semanas. Para mí parecían años. No sabía si era por mi lastimada noción del tiempo o por mi purga, pero así era. Esas tres semanas parecieron transcurrir en milenios, y los segundos, los minutos, las horas, se deslizaban tortuosamente sobre mí
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