ISABELA Papá antes de volver a entrar con el doctor se veía muy angustiado y yo, ¿Qué puedo decir? Apenas estoy procesando esta noticia sintiendo esta amarga sensación de caer en el infierno. Eduardo sigue paralizado, con la mirada perdida.—¿Estás bien, amor?—No puedo hacerme la idea de que tendré un hermanito.—Después de todo, no es tan malo.—No lo digo por eso, es que, ¿Por qué tiene que ser con tu papá? ¿Por qué tuvo que pasar así?—Créeme que también lo deseo. Pero si es parte del destino no podemos cambiarlo.—Esto está mal. —lleva sus manos a la cabeza y camina de un lado a otro.—Hay que pensar las cosas con calma.—Sí. Tienes razón. Voy a tratar de descansar un rato, ya no tengo nada que hacer aquí.Deja un beso en mis labios y se aleja. No pasa mucho para que mi padre aparezca junto a Yolanda, ella solo me mira un poco avergonzada y se retira, dejando un “Buenas noches, linda”Bueno, supongo que
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