Arlene El plan brillante de Alex me llevo a ponerme cara a cara con el imbécil de mi verdadero padre. Tuve la desdicha de oír parte de esa historia de boca de Tiberio, creí que la crueldad con que la contaba era porque quería que lo odiara como él lo hacía, a decir verdad, no le tome importancia, hasta que Alex dijera quien era mi madre. Alma Bravo, la indomable dama de sociedad, la elegante princesa de la casa Molina, la ambiciosa y fría mujer que llenó mi alma de odio con su trato agrio y exigencias de perfección.Ahora entiendo por qué lo hacía, de alguna manera seguía detestando a Dionisio y no la culpo, en este instante que lo estoy mirando directamente a los ojos tengo ganas de matarlo. Su casa es enorme, llena de lujos y salones grandes, como este, que al parecer es su despacho. —Me alegra que al fin estés en casa, hija mía —intenta acariciar mi rostro y me alejo, solo sonríe y pide que me quiten las espo
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