UNA VISITA PRODUCTIVACamile —Señorita Staton, es un placer al fin conocerla —dijo Daniel Adams, mientras caminaba hacia mí.Era un hombre imponente en presencia, de unos cuarenta años por lo que sabía. Sin embargo, su aspecto dejaba lugar a dudas en relación a su edad. Se conservaba demasiado bien y aparentaba al menos unos diez años menos.Sus ojos azules claros, casi grises, dejaban entrever la astucia en ellos. Él no se encontraba aquí por nada, porque un hombre así, siempre tenía razones para su proceder y me debía de andar con cuidado porque se rumoraba que, además de ser un genio en los negocios, también tendía a jugar sucio con tal de salirse con la suya.—Señor Adams, no lo esperaba hasta el día de la junta —dije sorprendida, poniéndome de pie.&mda
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