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Todos los capítulos de Pedazos de mi alma : Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 21.
Renata" No puedo dejar de ver la carita de mi hermosa hija. ¿Cómo es posible que haya salido de mí? Me derrito ante su sonrisa, es que es tan perfecta. —Sabes Nata, nunca imagine vernos así —levantó mi mirada, Edith carga a uno de sus hijos parecen bebés de revista, son idénticos a su padre, pero tienen los ojos de ella —. Ambas somos madres —sonrío, la verdad es que gracias a Edith he recuperado algo de mi vida, todo lo que me ha contado me ha servido para entender que tengo que ser paciente, voy a recordar, sé que sí.  ¡Gracias Edith! Tú me has hecho comprender tantas cosas —expreso sincera. —Siempre estaré para ti, eres mi hermana Renata —mi corazón se emociona ante sus palabras, tengo mucha gente que me ama. —¿Podemos pasar? — pregunta Armando mirando a su esposa con devoción. Se acerca y le da un beso, para luego cargar a su hijo —¿Me extrañaste hijo? —lo besa repetidamente y el niño ríe a carcajadas, se ve
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Capítulo 22.
Los labios de Miguel están causando estragos en mí, deseo besarlos constantemente y sumado a la suavidad de sus caricias, creo que me volveré adicta a él. Varios ladridos hacen que me separe asustada, miro hacia abajo y hay un pequeño perrito moviendo su colita como un loco. —Hay alguien más que te extraño mucho —divertido Miguel lo coge en brazos —. Eros, mami no recuerda, pero estoy seguro de que volveremos a enamorarla —¡ama los animales! Le habla con tanto cariño que el hermoso perrito ladra como si afirmara lo que él dice y yo sonrió. —¡Hola Eros! —lo acaricio y el rebosa de felicidad, me atrevo a tomarlo sin miedo y me lame por todas partes —Eres tan bonito —me hace cosquillas lamiéndome el rostro. —Eros me ayudo a sobrevivir sin ti —los ojos de Miguel se ponen tristes, con mi otra mano acaricio su mejilla. —Lo lamento, yo... —besa la palma de mi mano. —No tienes que lamentar nada, no fue tu culpa lo que sucedió. Lo único que quiero es q
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Capítulo 23.  
"Renata"Quita mi camisa de un tirón y con la otra mano desabrocha mi sujetador, me asombra la destreza y rapidez con que lo hace. Lame mi cuello provocándome escalofríos que recorren toda mi columna vertebral, me froto desesperadamente contra su erección una y otra vez, estoy segura de que estoy hecha agua.—¡Por favor! —suplico, no soporto más.—Por favor, ¿qué? —me da una fuerte nalgada que casi me hace llegar al orgasmo y ahora él se frota duramente contra mí clítoris.—Te quiero dentro de mí —pido jadeante.—Aún no pequitas —en un ágil movimiento me da vuelta contra la pared y roza su miembro en mi trasero —. Quiero disf
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Capítulo 24.
Esta mañana se sentía particularmente extraña, ese sueño con Miguel fue muy vívido. ¿Y si fue un recuerdo? Entonces, Miguel no la quería. Ahora estaba más confundida que nunca, continúo bañando a Violeta quién reía y disfrutada del baño.—Señora, su desayuno está listo. ¿Se lo traigo o bajará?—Bajaré, ¡muchas gracias!No sabía a qué hora regresaría Miguel del hospital y la verdad, no quería esperar. Iría a buscarlo a la hora del almuerzo y le contaría sobre el sueño, él le diría si pasó en realidad.Leer más
Capítulo 25
  —Te repito nuevamente; no pueden mover al paciente a otro hospital. Él morirá 10 min después de haberlo subido a ese helicóptero. —Miguel, la familia es quién esta ordenando moverlo, ya les expliqué el riesgo. Firma el papel —el doctor Melet colocó el bolígrafo encima de la hoja. —Jamás firmaré esto, no voy a dar mi consentimiento para asesinar a alguien. ¡A penas tiene 19 años! —¡Por Dios, Hunt! ¡Es el hijo del gobernador! Tú crees que no buscará la manera de sacarlo de aquí. —Pues no será por mí, que busque otra manera. Además, no comprendo cómo alguien decide por la vida de su hijo de esta forma tan fría, él aún tiene esperanzas de recuperarse —respiró profundo, se sentía completamente agotado —. Déjame hablar con él. —De ninguna manera, no quiero que te involucres en esto. —¿De qué hablas? Es mi paciente. —Habló de que cualquier cosa que pase con él, seré yo quien asuma toda responsabilidad. —¿Por qué
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Capítulo 26.
El rostro de Miguel se llenaba de rabia, toda su vida pensó que era el responsable de la muerte de su familia. Pero esto no se iba a quedar así, haría justica por ellos. —Gracias Thera. —Miguel, ten mucho cuidado. No podrás vencerlos solo. —No te preocupes, sé muy bien lo que haré —sentenció, su celular comenzó a sonar, era su seguridad privada —. Diga —se puso de pie al escuchar lo que decía su guardaespaldas —, ¿dónde fue eso y hace cuánto? —trataba de mantener la calma —. ¡UNA HORA! ¿¡Y por qué carajos me llaman hasta ahora!? —iba decir algo más cuando la puerta de su oficina se abrió y ahí estaba ella, parada frente a él mirándolo y luego mirando a Thera con extrañeza —No hace falta que sigan buscando, acaba de entrar a mi oficina —colgó. El ambiente se tornó incomodo y un silencio los envolvió por unos segundos. Miguel la miraba molesto y ella lo taladraba con la mirada, moría de celos. —Me voy Miguel, cualquier cosa me llamas. —E
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Capítulo 27.
De camino a casa Renata no dejaba de pensar en Miguel, en sus caricias y el amor que le profesaba. La energía que emanaba era poderosa, tanto que la revitalizaba. Él realmente era un hombre excepcional, trabajador y extremadamente atractivo.Observo por la ventana, los arboles y el camino no eran conocidos. Trataba de ubicarse observando a todos lados.—Disculpe... Luis. ¿Dónde vamos? Este no es el camino a casa —espero unos segundos y no le respondió —Luis, le estoy hablando —dijo más fuerte, pero tampoco hubo respuesta.Preocupada se acercó al asiento de enfrente, cuando intento ver el rostro de quienes conducían se sorprendió al verles una mascara puesta. Tanto al chofer, como al copiloto.—¿¡Quiénes son ustedes!?—Tranquila, ya casi llegamos —respondió uno de ellos apaciblemente.Una enorme reja se abrió e ingresaron, al lado derecho había un campo de golf y al izquierdo un bello jardín con lo que parecía a lo lejos un cancha de tenis. Renata intento abrir la puerta y no pudo, bus
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Capítulo 28.
—¡¿Cómo te atreviste a involucrarla en esto?!—¿Y desde cuando tú me das órdenes a mí?—Padre, te lo pedí… era... es importante para mí —Max miró a su hijo con amargura.—Sigues decepcionándome Albert, claramente te enamoraste de la mujer de Hunt. ¡Te lo advierto! Esto no interferirá en mis planes —lo señalaba con el dedo.—¿Qué pretendes con esto? ¿Acaso crees que ella no se lo dirá?—Si es la mujer inteligente que creo que es, no lo hará. Y si lo hace, servirá como un distractor mientras logro arreglar toda esta mierda que tu no pudiste resolver, antes que sea demasiado tarde —subieron al coche juntos, iban rumbo al hospital.—Piensas que Miguel se quedará tranquilo… —movía su pierna nervioso.—Miguel no tiene idea a quien se enfrenta y cuando se dé cuenta será en su lecho de muerte —Albert lo miró asombrado —. ¿Qué? ¿No te alegra? La pelirroja quedará libre para ti.—Te has puesto a pensar que es el mejor amigo de tu adorado Armando, en cuanto sepa que está en problemas vendrá a ay
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Capítulo 29
A mis 32 años, aun no logro comprender ciertas acciones de las personas. Siento que no perteneciera a este lugar y a ningún otro. Acaso no soy de este planeta. Si mi padre escuchara mis pensamientos, seguramente me mandaría a un psiquiátrico de inmediato.Estoy totalmente agotado, de la vida y de las personas. Desde que ella murió, mi alma también lo hizo. No fue si no, hasta el día en que conocí a Renata que mi vida cobró sentido nuevamente.Flashback"Observo sus muy coordinados movimientos, baila muy bien. Es una pelirroja preciosa, no puedo parar de verla. Es que es demasiado parecida a Raisa, pareciera su hermana gemela. Cuando la vi entrar a esta discoteca el corazón se me detuvo de golpe y el tiempo dejo de seguir, me froté los ojos varias veces para ver si era uno de esos tantos sueños que me persiguen desde que ella murió. No la pierdo de vista, se queda en uno de los VIP. Tiene que venir con alguien importante para estar en esa zona, trato de ver a sus acompañantes y mi enojo
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Capítulo 30.
Tres días atrás...—Pasa Melet, llegas antes.El doctor Melet se sentía sumamente confundido, no sabía como reaccionar ante Max. Era la primera vez que trabaja con un hombre tan extraño. Nervioso entro al despacho de Max, le sudaban las manos y su corazón no disminuía el ritmo.—Tal como lo pidió.—Sabes Melet, me agradas —Max no levantaba la mirada, sentado en la silla de su majestuoso escritorio leía un documento con mucha atención —. Toma asiento, no te pongas nervioso.El doctor Melet era un cirujano prodigio, nacido de una familia adinerada. Había sido director de los mejores hospitales del país. Fue así como se vinculó con Max, por medio de ELAD con la becas para los estudiantes y luego con plazas médicas, para ubicar a sus doctores en los mejores puestos. Por supuesto desconocía la verdadera razón de la existencia de ELAD, pero tenía sus dudas. Max mucha veces le pidió que hiciera cosas fuera del protocolo, pero jamás lo cuestiono. Sin importa si era correcto o no. Lo que puso e
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