Llegar a amarlaAlessioHacía ya muchos meses que no venía a la antigua casa. Siempre lo hacía en el aniversario de mi madre, pero últimamente mi lado desgraciado había dominado todos mis sentidos. Sin embargo, ahora la mujer a mi lado calmaba aquella tormenta. Nunca traje a nadie a este hogar. Era un lugar sagrado, un refugio para mi maldita alma en pena y quería que ella lo viera. Gina se convertía en la persona que me hacía respirar de nuevo.—Wow —dijo en cuanto nos detuvimos frente a la vivienda—. Es hermosa, Alessio —continuó emocionada.Los amplios ventanales daban una vista panorámica del interior. No había cortinas, y aquello era algo que buscaba corregir, pero el tiempo no me alcanzó para hacerlo, así que pospuse la remodelación y solo pagaba un servicio para que la mantuvieran limpia.Sab&iac
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