No había mucho que pensar, por lo que el camino se me hizo bastante corto. Me sentía aliviada en parte. Alfredo no paraba de enviarme mensajes rogándome que regresara, argumentando que quería aprovechar bien el día, puesto que desde el lunes en adelante iba a trabajar toda esa semana de noche y que después iba a ser casi imposible vernos. Mejor así, pensé. Nada de aquello me hizo retroceder. Haber estado con tantos hombres distintos me mostró los caminos de la manipulación masculina desde muy temprano. Siempre tenían una excusa para persuadir, para sacarle en cara a una que tienen actividades mucho más importantes que un simple berrinche, el trabajo, por ejemplo. ¿Por qué una tenía que rendirles pleitesía por eso? ¿Acaso una no hacía nada por la vida? &
Leer más