La tarde había caído, su larga jornada en el hospital había terminado, las calles lucían hermosas, totalmente decoradas y vestidas de flores y vividos colores verdes, todos en el pueblo estaban vestidos de blanco y caminaban en dirección a la vieja catedral ortodoxa de la Santísima Trinidad que se hallaba justo al centro de la gran plaza, todas las personas, incluidos los niños, llevaban una vela aun sin encender en sus manos, sintiéndose fuera de foco, Isobel se coloco de nuevo su blanca bata de medico sobre sus ropas para caminar junto a los pobladores hasta ese lugar, aquello parecía mas un ritual algo aterrador que una fiesta, sin embargo, escuchaba las amenas charlas de todos que hablaban sobre el nuevo cazador que se había elegido, los más jóvenes y los turistas, no tomaban en serio aquello como tampoco ella lo hacía, pero todos concordaban en que era bastante entretenido llevar a cabo e
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