El hombre, el demonio a su lado estaba sonriendo, mientras me miraba. Algo caliente, empezó a fluir dentro de mí. Ira, coraje, rabia viva, resentimiento. Cada una de estas empezaba a acaparar cada parte de mí, volví mi mirada al pequeño cuerpo sin vida de mi hermanita, lo que hizo que cada emoción negativa se incrementara exponencialmente. Me sentía abrumada, sentía que me estaba quemando por dentro y que necesitaba sacarlo todo, necesitaba liberarlo. Olas de energía empezaban a irradiar de mí. La expresión del sujeto cambio por sorpresa, y luego llegó a tocar un poco el miedo. —Charlotte, cariño, déjanos encargarno
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