Realmente no sabía qué hacer, me sentía abrumado y cansado de todo, Maite me mandó a llamar con uno de sus trabajadores, todo me parecía extraño, porque razón todo se encontraba cerrado, estaba empezando a pensar mal, necesitaba salir de aquí, le agradeceré su buena gesto y nos marcharemos, no quiero ver a mi lucecita extinguirse, ella es todo para mí y quizá tenga razón. El moreno gorilon me indica la oficina de Maite, al entrar puedo observar todo con claridad, de lejos se oye una música movida, talvez sea una discoteca o quién sabe que es... -Alessandro toma asiento, ¿quieres tomar algo?- Pregunta la rubia mirándome de una manera coqueta, niego rápidamente, necesito decirle que nos iremos esta mismo noche. - Maite, le agradezco su buen Gesto, ahora solo venia a despedirme de usted, tenemos que irnos, muchas gracias por habernos ayudado. - La chica agranda sus ojos sin parpadear, se levanta de la silla, acercándose a mi. - Alessandro sabías tú,
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