Despierto más descansada que nunca, jamás había dormido tan cómoda. Cuando observo a mi lado, la pequeña Alana está pegada a su papá como si fuera un monito, así que tomo mi teléfono y les tomo una foto.Cuando volteo, me paro de golpe al ver en la puerta con una sonrisa de oreja a oreja a Fran, el amigo de Dante.- Por Dios, casi me matas de un susto - le hablo susurrándole, y este sigue con su estúpida sonrisa. Así que me paro con cuidado de no despertarlos - ¿Qué haces aquí?- Mejor dicho, ¿qué hacen ustedes durmiendo juntos? - me mira con el ceño fruncido, aunque puedo ver un toque de diversión.- Este, la pequeña quería dormir con los dos - creo que estoy colorada como un tomate. Lo peor de todo es que a él le divierte esta situación.- Sí, claro, tú siempre tan complaciente con la pequeña Alana.- Pues sí, bueno, Fran, me iré a dar una ducha. Hablamos luego - antes de salir, veo que Dante abre los ojos y, al ver a Fran al lado mío, abre los ojos sorprendidos.- ¿Qué hacen ustedes
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