Algo me estrujaba la garganta en mis sueños, por lo que al parecer balbuceaba.—Mila…, Mila, querida, despierta —alguien estaba susurrándome.Era la voz de la abuela dándome una leve sacudida en el hombro, y poco a poco fui despertando, ella había descorrido las cortinas blancas, el sol comenzaba a alzarse por las colinas, la abuela se encontraba sentada a un lado de la cama, en mi mesita de noche yacía otra bandeja con un vaso de agua, una taza de té humeante y medicamentos que debía de tomar.Iuggh.—Buenos días —saludé incorporándome.—Oh, buenos días, no quería despertarte, pero debes tomar los medicamentos que dijo Mabel, ella se acaba de ir y Josh se está dando un baño, le expliqué que por hoy no podrás ir a la librería con él.—No —la interrumpí&m
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