- ¡Por Dios, mía, ¿cómo hiciste eso?! - Estoy con Lucy, sentada en un restaurante, contándole lo ocurrido con Santiago, y por lo que veo, ella también está enojada por mi estupidez.- Yo solo... la señora María me lo pidió, ¿qué más podía hacer?- Pues negarte. O sea, por primera vez estoy de acuerdo con Santiago. ¿Cómo vas a exponer a tus hijos a ese loco? Uno nunca sabe con qué va a salir.- Lo sé, amiga, tienes toda la razón. Fui una idiota, pero no merezco que Santiago me trate como si fuera una mala madre. - Ya estoy llorando otra vez, lo que me faltaba. ¡Malditas hormonas!- Ay, mía, estoy seguro de que él no piensa eso. Solo dale tiempo a que se calme y luego hablan bien las cosas.- Él está muy enojado, y creo que ahora está aún más molesto porque le rompí su jarrón caro.- ¿Qué? ¿Cómo que lo rompiste?- Sí, rompí un jarrón. Estaba tan enojada por su comentario que, delante de él, lo rompí y luego me fui como si nada. Ahora debe estar furioso.- Joder, mía, tú sí que metes la p
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