Las clases eran pesadas, a pesar de estar en las primeras semanas, se hacían eternas las horas. Cada vez me sentía más cansada y mareada, a todo era más sensible, al ruido, a olores, a sabores e incluso, a personas. Pero debía continuar mis estudios, porque estaba consciente de que eso era lo único que podría mejorar mi condición de vida y así encontrar un trabajo que me facilitara una mejor situación económica, para poder sacar a mi bebé adelante.Aquella mañana, me sentía con nuevas energías, como si cambiar de ambiente me hubiese asentado bien, como si aquella toxicidad que presenciaba en casa de mis padres, se hubiese esfumado de un momento a otro y Mell y Javi me hubiesen contagiado de su alegría y optimismo.Había tenido una noche de sueños raros, en los que Alex siempre aparecía y por más absurdo que pareciera, siempre tomab
Leer más