Ava se observó, por última vez, en el espejo de su habitación antes de salir en busca de Alessandro. Llevaba un vestido de noche color azul que llegaba hasta sus tobillos con un cuello de barco. Su cabello, lacio por naturaleza, caía en ondas. Se había puesto un poco de maquillaje, nada llamativo, pero un poco más de lo común. Soltó un último suspiro y se aventuró hacia afuera. La noche había llegado demasiado rápido. Seguía sin poder comprender que había motivado a Alessandro a invitarla a una cita. Pero lo que le causaba más confusión era el hecho que aún no estaba segura de porque ella había aceptado. Las cosas solo se estaban tornando complicadas y sus sentimientos más profundos. Existían tantas cosas en contra y no habían hablado ni siquiera de la mitad de ellas. Pero, por un momento, quería disfrutar un poco. Después de todo por lo que había pasado, se lo merecía. O eso se dijo para no arrepentirse. Sus tacones resonaron al llegar a la sala. Encontró a su cita parado cerca
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