Al terminar de desvestirse, por fin, Akari entró a la ducha; Minato abrió la regadera en el agua fría, teniendo cuidado de no ver más de la cuenta, y se alejó.Apenas sentir la temperatura del líquido caer en su cabeza, y bajar, Akari pegó un chillido fuerte, en queja:—¡Ah, maldición!, ¡está demasiado fría!Minato soltó la risa, sin cohibirse nada, y cerró la puerta de la ducha. Este era un baño al estilo occidental, con dos lavabos, retrete y ducha grande, y era el que el mayor solía usar, ya que Matsuri tenía como suyo el de la habitación de sus padres, que contaba con ducha, y que Kohaku usaba cuando se quedaba a dormir.El rubio comprobó que todo estuviera bien y, tras unos segundos, se alejó, y comenzó a quitarse la ropa: primero la camisa, luego los pantalones.—¿Ya te está
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