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Todos los capítulos de Mi Destino: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capitulo treinta y nueve
Salí del ascensor para caminar a mi apartamento cuando de repente un "Psst" me detuvo de nuevo, era él quien venía con su mochila al igual que yo de la escuela, me sonrió, apresuró su paso para alcanzarme. Cuando llegó me saludo con un beso en la mejilla. -Que coincidencia encontrarnos de regreso ¿no crees? -caminamos lentamente por el pasillo. -Bueno, tú me detuviste, -le recordé. -Es lo mismo, solo con una pequeña diferencia de tiempo-reiteró simple.-¿Puedo preguntarte algo? -lo miré. -Ya lo hiciste, -rió. -te doy otra oportunidad, dime.-¿Qué haces viviendo aquí? Eres demasiado joven para vivir solo ¿no crees? -arquee ambas cejas.Nos detuvimos frente a mi puerta-Mis padres me lo han permitido, para que pueda sentirme más independiente. -¿Qué? -me re
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Capítulo cuarenta: cabello corto
La puerta de la peluquería estaba frente a nosotros, nos detuvimos frente a esta, la observamos por largo tiempo, quise salir huyendo de ahí, él me detuvo anticipando mis movimientos, me animó a entrar, yo exhalé y coloqué mi mano sobre la manija de la puerta para empujarla. Rafael intervino y la haló riéndose, luego me mostró el papel a la par que decía "Hale" -Ya lo sabía -entré. -Lo que digas. -dijo atrás de mí con tono burlón. Al entrar una chica vino rápidamente para atendernos, no había más de un par de personas siendo atendidas frente al espejo, la joven castaña nos mostró unas revistas donde podía elegir que corte quería, Rafael la tomó. -Me gusta este-señaló un corte que quedaba a la altura de los hombros.Le susurré -Espero que puedas p
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Capítulo cuarenta y uno
Estaba suspirando entre nubes por lo que había pasado con Rafael. Aún tenía el olor a chocolate y menta de su aliento pegado a mi nariz, esos segundos de cercanía me habían devuelto todas las ilusiones. Ya me empezaba a imaginar cómo sería si fuéramos novios, tenía mi almuerzo sin tocar, y a un Mike frente a mí con el entrecejo fruncido.-Emy, ¿Estás bien? -me preguntó. Lo miré -¿Ah? Sí, estoy bien. -empecé a comer.La campana sonó -No comiste nada.-No tengo hambre-nos levantamos para ir a clases. -No me dio tiempo antes, pero ¿nuevo corte de cabello?-Sí, ¿qué piensas? -Está bien creo-se encogió de hombros, le di un golpe juguetón riendo.Tenía clase de arte así que solté en el lienzo todas las emociones que sent&ia
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Capitulo cuarenta y dos
-¿Te gustan los fideos?-estaba tratando de retrasar estupidamente el momento inminente de nuestro primer beso. Él continuó acercándose con una sonrisa burlona.-Entre otras cosas. -posó su mano en mi mejilla. -¿Ah sí? ¿Qué otras cosas te gustan?-si a esas alturas no se daba cuenta de lo nerviosa que estaba sería un tonto. Pero su sonrisa me dijo que no se detendría. -Cosas como esta-Eliminó toda la distancia que nos separaba. Y me besó. Fue un beso torpe, pero lleno de expectativas. Él no tenía experiencia, yo tampoco que digamos, pero a medida agarramos confianza fue más ágil. Su cabello caía contra mi cara, sentía su sonrisa contra mis labios, no le iba a negar que fue gracioso como no podíamos coordinarnos, yo también me reí. Ese beso estaba lejos de ser perfecto, aunque las emociones eran casi palpables.Dejó que su frente quedara contra la mía sonriendo -Somos terribles en esto.-Estoy de acuerdo. -respondí de la
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Capitulo cuarenta y tres
Recuerdan la vieja técnica de antaño en la que las mujeres que eran cortejadas tenían que llevar con ellas a otras que fueran chaperones en sus salidas con los chicos. No podía imaginarme la tortura que debió ser, hasta que mi madre dijo esas palabras mágicas "Que tu hermano te acompañe" me cuestionaba mientras manejaba por qué mi madre era tan tradicional, todos eran tradicionales, estaba rodeada de ellos. Pero quien era yo para hablar de eso si usaba vestidos de Rockola de los setenta al estilo de Vaselina. Al llegar a la dirección que Rafael me había dado, le agradecí a mi madre que enviara a mi hermano conmigo a hacerme compañía, era una casa enorme, en color crema, estaba rodeada de otras parecidas en su tamaño, a Roachter le fue indiferente y solo siguió su camino tirando de mi mano, seguramente notó que me había puesto nerviosa. Llegamos a la pue
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Capitulo cuarenta y cuatro: Los besos no significan nada
Luego de nuestra charla la señora Valentine se fue a atender al resto de invitados, yo no me podía ni levantar siquiera de la silla, tenía mi mirada fija en algún punto de la casa, mis sentidos no funcionaban en contacto con el ambiente, solo escuchaba el sonido fuerte de mi corazón, hasta que Richy se sentó frente a mí con una copa de champán a medio beber.-Hey, Emy, ¿Que te dijo Zoe para que te dejara así? Deberías ver tu cara, estas más pálida que de costumbre-rió.-¿No tienes respeto por tu ex suegra? -contraataqué, casi se atragantó.-¿Cómo supiste?-Su hermano me dijo-respondí.-Ah ya decía yo que no por nada te andas tomando de la mano con Rafael-ladeo su sonrisa-¿Qué se traen?-Somos amigos.-Sí claro, lo que tú digas-tomó de su copa.-¿No crees que estás pasándote con eso? -señalé.-Solo han sido cinco -dijo tranquilo.-Y apenas empiezas, ¿has visto a Amanda?Negó-No, ni quiero.-¿Ya te arrepentiste de
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Capitulo cuarenta y cinco
Estábamos en el gimnasio e nuestro entrenamiento del equipo de porristas, pero ese no sería cualquier entrenamiento, Lilith ya nos había dicho que le ayudáramos a darle una sorpresa a Mikey, así que había muchos globos de corazones, carteles con frases románticas, una con la palabra "Perdón" y dos más que decían "¿Quieres ser mi novio? " Así fue como todos nos coordinamos para una hora antes menos Mike, para que no se diera cuenta, ya que el también formaba parte. Todo se realizó de manera minuciosa, él ni sabía absolutamente nada, ella iba a cantarle incluso, tenía preparada una coreografía con la canción "Perfect two" nosotros teníamos que abrir el show con unas piruetas en la entrada. La morena nos hizo la señal para que tomáramos posiciones, Mike estaba por llegar, venía en camino. Todos nos formamos en una fila, los chicos al principio conmigo, a Lily le pareció que yo lo recibiera al ser más unida con él en cuanto a amistad se refería, así que yo sería
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Capitulo cuarenta y seis
Rafael: ¿Emilia por qué te fuiste sin avisar?Emy: Por nada. Me surgió algo. Dejé el celular sobre el mueble, era sábado, estaba frente al lienzo, plasmando mis sentimientos, eran nuestras manos agarradas, pero sin poder tocarse, como si él fuera intangible, intocable, e intentara simular que podía sostener su mano, cuando la realidad es que solo era mi imaginación, él estaba ahí, y yo no podía alcanzarlo.Ahí, en el lienzo estaban todas mis ilusiones pisoteadas, mis emociones contenidas y las cosquillas teniendo que quedarse en su lugar, no subir a mi pecho porque lo hacían hincharse, sentir que iba a explotar si no lo tenía cerca, si no me miraba. En la pintura se encontraba él, cerca y a la vez lejos. Lo tenía en mis pensamientos todo el tiempo, desde que nuestras miradas se encontraron, a veces solo desearía no haberlo vis
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Capitulo cuarenta y siete: Los colores del amanecer
Una suave voz me despertó, era ronca, pero no un ronco rasgado, sino más bien suavizado, apacible, espesa, como miel de abeja. El sonido de la guitarra era simple, acústico, acompañándolo. Como siempre yo tenía el cabello en la cara, solo que en menor cantidad esta vez, ya que lo había cortado, no sabía quién cantaba exactamente, tenía sueño aun no quería levantarme. Bostecé abriendo un poco mis ojos. Me encontré con los suyos ocultando la diversión en ellos, sonrió sin dejar de cantar. Me incorporé de inmediato, quitando el cabello para verlo mejor. ¿Estaban haciéndome una broma? ¿Era él en serio? Cantando para mí, estaba cantándome en la mañana, ¿quién hacia eso? Apenas debían haber salido los rayos de sol, y escuchar la voz de la persona que te gusta dedicándote una canci&oa
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Capitulo cuarenta y ocho
-Es solo que no entiendo, por qué los anillos de compromiso no pueden ir en cualquier dedo-cuestionó mirándome. -No, los anillos de compromiso van en el anular -señalé mi dedo.Estábamos en el piso de mi habitación viendo el techo, no había nadie en casa, solo nos acostamos sobre la alfombra para charlar, Canela estaba en medio cuidando de chaperón, dormida cómodamente con su pancita hacia arriba. Ronroneaba y se daba vuelta de vez en cuando alguno se topaba con ella y casi la despertaba. Hablábamos de nuestras vidas, de la mía aburrida, sintiendo que había olvidado una parte importante de ella y de la suya que había estado perdiendo durante tanto tiempo y que al volver sus padres lo metieron a todo tipo de clases desde idiomas hasta etiqueta. No le agradó saber cuándo le dije que ya sabía sobre que había estado por ocho a&nti
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