Capitulo cuarenta y tres

Recuerdan la vieja técnica de antaño en la que las mujeres que eran cortejadas tenían que llevar con ellas a otras que fueran chaperones en sus salidas con los chicos. No podía imaginarme la tortura que debió ser, hasta que mi madre dijo esas palabras mágicas "Que tu hermano te acompañe" me cuestionaba mientras manejaba por qué mi madre era tan tradicional, todos eran tradicionales, estaba rodeada de ellos. Pero quien era yo para hablar de eso si usaba vestidos de Rockola de los setenta al estilo de Vaselina. 

Al llegar a la dirección que Rafael me había dado, le agradecí a mi madre que enviara a mi hermano conmigo a hacerme compañía, era una casa enorme, en color crema, estaba rodeada de otras parecidas en su tamaño, a Roachter le fue indiferente y solo siguió su camino tirando de mi mano, seguramente notó que me había puesto nerviosa. Llegamos a la pue

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