Amy—Ya amaneció —digo, en un susurro.No dice nada, mantiene su posición, acostado de lado dándome la espalda, silencioso y respirando pesadamente. Es perturbador verlo así, no recuerdo la última vez que sucedió. Estoy tan acostumbrada a ver su sonrisa, su algarabía, incluso su malgenio, pero esta actitud vacía y retraída me preocupa demasiado. Él no es así.Estrujo mis dedos sobre mi regazo mientras lo observo como una enferma acosadora, pero sólo estoy preocupada.—Christi, amor —llamo, otra vez, me acerco y acaricio su cabello castaño.—Lo sé, nena. En un momento.Suspira y es todo el movimiento que hace.—Te quiero ayudar, déjame hacerlo. No me gusta verte así, me preocupas.—No es mi intención hacerlo. Lo siento, amor.Se levanta sin darme
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