Dante sintió paz al respirar el aire fresco de Bellger. Su cuerpo se movió por su cuenta a su casa, construida por los enanos. Observó el pequeño reloj colgado en una de las paredes y notó que marcaba las 16:00. Sin tomarle mayor importancia, caminó hasta su cama y cayó rendido en su suavidad. Su cuerpo pedía descanso y no le negaría la necesidad. Tuvo cuatro horas de sueño, las cuatro horas de sueño más relajantes que había tenido en su vida. Deseaba dormir un poco más, pero Muerte tenía otros planes. Él sintió la energía de Vida en Bellger. «Dante, despierta. ¡Despierta!» —¡¿Qué quieres?! —gritó contra la almohada. «Pandora…» —¿Eh? Sus sentidos lo motivaron a levantarse y a salir de su casa. Que Muerte la mencionara, significaba que ella estaba cerca. Alzó sus alas, dispuesto a buscarla por todo el reino, pero su suave voz lo interrumpió en pleno despegue. —Dante… —Pandora —contestó Dante, bajando sus alas—, n
Leer más