—Mi padrastro era un inversionista de ELAD, yo no sabía nada sobre esta organización, pero mi madre y mi padrastro sí. Ella siempre buscaba lastimarme pues nunca hice lo que ella quería —comenzó a quitarse el saco y el corbatín, Edith lo escuchaba con total atención —. Marcia sabía que la medicina era mi punto débil, así que me habló de la organización y entré. Pensé que me formarían para ir a cientos de brigadas médicas por el mundo, especialmente a países en guerra, pero mi sorpresa fue otra —se sentó en la cama, Edith estaba parada frente a él —. Me formaron para convertirme en agente especial. ELAD controla todo lo que tiene que ver con la salud, contrabando de medicinas, traficantes de órganos y trata de
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