Drew se negó a dejar que los hombres de seguridad transportaran a su jefe al interior de la casa, creyendo que quizá ellos no lo tratarían con el mismo respeto y gentileza que sus propios hijos, aunque ninguno de los dos pareciera querer mover un dedo por él. Emily suspiró aburrida tras varias miradas reprobatorias por parte de Drew y lo ayudó, mostrándole el camino hasta su habitación para que las mujeres de servicio se encargaran de acomodarlo en la cama y acostarlo como se debía. Tras mirar su reloj confirmó que todavía era la una y treinta de la mañana, lo que le daba tiempo de regresar al salón por su auto e ir a casa. Lamentablemente el intento por contarle a Liam lo que tenían había fallado, nadie se imaginaba siquiera que el hombre se emborrachara en plena celebración y tuviera que
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