Llegamos al ático yla subí en brazos rendida por completo, tanto por la mona como por loplacentero del encuentro. Espero que cuando despierte sea de buen humor porqueal encontrarse aquí conmigo de nuevo va a ser una impresión fuerte y aunado alshow en la disco, definitivamente: ¡soy hombre muerto! Pero, por ahora estaprofundamente dormida, la desvestí y sus curvas me hacen salivar, tiene lamarca de mi mano en la nalga ¡se ve bellísima! Me acerco y la beso, aun huele asu orgasmo ¡Dios! Esta mujer me fascina y me enoja a partes iguales. La deseo yquiero en mi cama justo así como está, paso la lengua por la marca y las ganasde morderla son infinitas. Se mueve, me retiro, se gira y casi golpea mirostro, abre los ojos y los míos están como platos;
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