Al ingresar a lacámara de torturas mi humor mejoró un poco, Cali se encontraba esperándome como ordené: solo con un hermoso hilo deencajes, palmas pegadas a las rodillas y sentada sobre sus talones con lamirada en el piso ¡oh siii! Mi buen humor va en aumento, ingreso y paso la mano por su cabeza colorada¡si, bueno! Tengo debilidad por las pelirrojas y si son así de obedientes pues…—¡Cali, ven aquí! –y lo hace, viene hacia mi a
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