Amelia, se sintió feliz al dejar la ciudad, quería olvidar todo lo que había vivido, aunque trato de hacer su vida normal, era imposible, con el peso de los recuerdos sobre su cabeza, el viaje a la hacienda fue en completo silencio, Daniela durmió la mayor parte del camino y cuando no lo hizo, estuvo alimentándose, sus padres ocuparon otro auto, por seguridad, aunque Diego Fernández, estaba muerto, su dinastía seguía con vida.Cuatro horas después, llegaron a su destino, Amelia, siempre se consideró una mujer de cuidad, incapaz de sobrevivir en el campo, sin embargo hoy por hoy, necesitaba la paz que podía encontrar en la hacienda, con la seguridad de que su hija estaría a salvo.- Hogar dulce hogar – Hidalgo, sostuvo a su esposa de la cintura, mientras los empleados se hicieron cargo de las maletas- Por fin puedo respirar tranquila – Amelia, beso la cabe
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