XIIIGARSLOKBuscó a tientas sobre el suelo algo con lo que pudiese defender a Crisdel, arrojarle o pegarle con lo que fuera a aquella extraña mujer para que la dejara en paz. Pero no lo encontró, se vio en la necesidad de levantarse y alejarse del sitio unos cuantos metros. Tropezó con una roca, y sonrió al levantarla, pensaba dejársela caer en la cabeza a aquella entrometida.—Ni siquiera lo pienses, cariño –había dicho ella, soltando una carcajada al final–. Aquí nos vamos a divertir mucho –dijo una vez que Crisdel comenzó a golpear el abdomen de su atacante, que con sus manos que se cerraban alrededor de la garganta comenzaba a robarle el aire.Se creó un sonido seco y agudo. Ocultaba algo debajo de la túnica.Los esfuerzos de Crisdel eran en vano, le golpeaba una y otra vez pero su enemigo no parecía sentir dolor alguno. Garslok contemplaba asustado y avergonzado, quería hacer algo, impedir aquel sufrimiento, mitigar los sonidos de dolor, pero algo
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