CAPÍTULO 49. ¿CUÁNTAS VECES SE LO DIJISTE?
Lizzie Me limpio las lágrimas porque la Emperatriz no es el tipo de mujer que le daría el gusto a un hombre de llorar por él. Miro el sobre que tengo entre las manos y le doy vueltas, sin saber exactamente qué hacer con él.Veo cómo Rodrigo se va, seguido por Mateo, que lleva el rostro ensombrecido por la tristeza; y por Diego, que si bien no ha sido el hombre más amado por mis hermanas, o mejor dicho, por Sabrina, cruza con ella una mirada y se descubren un poco decepcionados los dos.Los tres hermanos se van en los autos en que llegaron y yo me quedo con una sensación de vacío tan extraña que solo me hace rememorar, recordar un momento de hace muchos años, un momento de mi vida de joven, cuando los psicólogos finalmente consideraron apropiado decirme que no podría tener hijos.Es la misma sensación de desolación, de amargura, de tristez
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