CAPÍTULO 36. EN OCHOS SEGUNDOS
Felipe se sentó en el suelo, tratando de calmar su cuerpo y en espera de que los niveles de adrenalina que tenía momentos antes descendieran, cuando estuvo más relajado sintió el dolor en su hombro extendió su vista y estaba sangrando, en el furor del momento y durante la batalla no sintió ninguna molestia, concentrado en despachar a los enemigos, pero ya que habían acabado con la mayoría de los hombres de Los Nostro que fueron a tomar por asedio la mansión, su cuerpo se permitió sentir. Arrugó su rostro en un gesto de dolencia. Se levantó del suelo y dio instrucciones — ¿Revisaron a Toledo? ¿Est&aacut
Leer más