Sentado en la barra de un bar, ubicado en el edificio contiguo al hospital, Mark se encuentra intentado ahogar sus penas con alcohol. Siente que su universo entero se ha venido abajo; y lo peor, es que él pudo haberlo evitado todo. Era previsible, su hija no estaba mentalmente estable, y debió haber intervenido desde el momento en el que la encontró en la sala, con sus manos manchadas por la sangre del perro. Ahora, estaba a punto de perder a sus pequeñas hijas, y eso lo hacía sentir impotente. Su vida se había arruinado, y estaba seguro de que, si las niñas lograban recuperarse totalmente, Eleanor se encargaría de alejarlas de él, igual a Matty.—Señor Watson. —lo saluda el o
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