No soy Él.
—Una cosa quiero que tengas claro, que no me estoy vendiendo, y que yo siempre voy a amar a tu hermano —digo, mientras le clavo la mirada manteniéndome firme.
Con un sutil movimiento deja su reloj sobre su escritorio, y vuelve a mirarme, pero ésta vez me clava sus ojos tan oscuros.
—Y yo no quiero que te confundas, que tengas muy claro que... Yo, no soy Él.
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