Mi Marido e Hijo Se Volvieron Locos
El día del cumpleaños de mi hijo, mi marido pidió a su primer amor que viniera a casa a recogerlo.
Me negué obstinadamente a dejarle ir y, durante el forcejeo, se produjo un incendio en el pasillo.
Me golpeó una losa de piedra que caía y me sangraba la cabeza, pero mi hijo estaba protegido por mí y resultó ileso.
Cuando mi marido bombero acudió a rescatarnos, cogió la única máscara antigás y se la dio a su primer amor.
— Tía Linda no está bien de salud, papá, sácala a ella primero, mamá, ¡espera a que vengan los otros a salvarte!
Los vi marcharse y sonreí con amargura.
Todos parecían haber olvidado que yo tenía asma grave y que sin la máscara antigás, moriría.