quiero hacerte mia

Así con los ojos llorosos y la mirada caída le dije. -quédate otro rato más, por favor, quiero sentirte de nuevo Y con esa sonrisa traviesa que la identifica se paró y me contesto -No, tengo que irme, y tu – dijo señalándome – debes despertar e ir con ella

Saga rompecabezas de amor: Entrega 5 (Son libros individuales pero pertenecen a la misma saga)* Atenea Juarez Marconi Gales, si, tengo 3 malditos apellidos, a veces para no decir siempre me harta vivir a la sombra del amor de mis papás. Harta de escuchar su gran historia de amor llena de cliches. - Es muy difícil de entender?! Yo no quiero una maldita historia de amor como la ellos!!! - dije harta de comparaciones - El amor no es para todos igual!! y para algunas personas jamás llega, como en mi caso!! No me pienso enamorar!! - Mire a todos en la mesa. Esto no es una maldita historia de amor, no se confundan, suspiré y me levante de la mesa ante el incómodo silencio, noté la mirada de Erik siguiendome hasta que salí de la casa.

— ¿Estas son tus horas de llegada? Quiero la verdad, Bárbara, no me hagas llegar a extremos, ¿Me estás engañando o qué? Porque no voy a tolerar ser la burla delante de todo el mundo aunque esto sea solo un matrimonio por contrato — ruedo los ojos escuchando el mismo tema de la pelea pasada. — ¿Otra vez con tu inseguridad? No te estoy poniendo los jodidos cuernos, Milán, entenderlo ya. — ¡¿Entonces explícame por qué llegas a estas horas?! — me grita levantándose del sofá. — ¡No eres mi padre para que me estés gritando y reclamando cosas, carajo! — camino al baño y me sigue. — ¿Te atreves a levantarme la voz? Estás muy mal, Bárbara, no sabes con quien te metes, eh — lo miro por el reflejo del espejo, me volteo a encararlo. — Oh, yo sé con quién me estoy metiendo, lo sé muy bien pero te crees muy hombrecito como para usar tu posición y poder, ¿Verdad? Su cercanía me pone de los nervios y su poste  de enojado me prende y no debería de ser así, no debería verse tan jodidamente bien enojado. — El del dinero aquí, soy yo y sé que si no controla esa boquita que tienes, pagarás las consecuencias — sus palabras me encienden la rabia acumulada.

"Le dije a Donovan que no era necesario que hiciera esto". Mi madre suspira, conmovida. Entonces, fue su esposo rico. "Tiene mucha suerte, señora", dice halagadoramente la azafata. "Lo sé, mi esposo es muy especial. Soy una mujer muy afortunada..." Soportando la incómoda conversación, levanto la mano para llamar la atención de ambas mujeres, que actúan como adolescentes. "Mamá, ¿dónde estás sentada?" "Al lado del minibar", responde mi madre mientras se sonroja. "Entonces... me sentaré allí". Señalo el asiento más lejano. "¿No está un poco lejos?" La azafata parece desconcertada. "Ese es el punto. Soporte usted sola a esta mujer." Me encojo de hombros. "¡Sara!" "Quiero dormir, madre. ¿O planeas presentarme a tu esposo y tu nuevo hijo con un humor de perros? "Pensándolo bien, descansa, cariño. Mamá se encargará de despertarte". "Siempre tan considerada, Clarice".

Mi instinto de sobrevivencia me mantiene corriendo por los pasillos del enorme salón, solo quiero escapar antes de que muy tarde, antes de que atrape y termine por devorarme, pero escucho el sonido de unos leves pasos chocando sobre los mosaicos y no puedo distinguir si son solo mis tacones o sus perfectos zapatos Gucci ... -No hagas esto más dramático de lo que en realidad es conejita, no tienes en donde escapar, ni a quien pedir ayuda, tú vida y todo tu mundo ahora dependen de mí- dice con tono divertido. Choco contra una pared no hay más puertas, me tiene acorralada, el lobo va a comerme... - Sólo déjame irme, prometo jamás aparecer nuevamente en tu vida, por favor déjame- apenas y sale mi voz en forma de susurro, mis manos tocan la fría pared y veo su silueta acercarse hasta quedar frente a mí. El extiende su fría mano y toca uno de mis mechones de cabello y yo no puedo evitar temblar por el miedo que me provoca su toque, se que no puedo escapar. - Se acabó el juego conejita, tú eres mía y lo que tú desees a nadie le importa - apenas termina de pronunciar esas palabras, me jala el cabello, doy un grito ahogado y lo último que siento son sus labios sobre los míos...

- ¡déjame ir! - ¡no te vas a ir para ningún lado! - me grita abofeteando mi mejilla - yo ya no quiero estar contigo, me das asco. solo verte se me revuelve el estomago así que déjame ir de una buena vez y ten un poco de orgullo y dignidad - le digo poniendo mi mano en mi mejilla porque me duele el golpe que el me dio - no me importa si quieres o no - me dice tomándome de los brazos con fuerza - yo pague por ti- me mira con furia en sus ojos - me engañaste y te ofreciste a mi, te vendiste ante mi para poder obtener dinero, para que yo salvara a tu familia y tu asqueroso apellido así que no me vengas a hablar de dignidad, este infierno apenas comienza así que ve acostumbrándote, porque eres mi esposa y sera así hasta el día de tu muerte - ya veremos si primero no te mato - quiero ver como lo intentas

#Amor prohibido #De odio al amor #Romance oscuro #Venganza #Millonario Karina White es una esposa complaciente, criada bajo reglas arcaicas y machistas. Su mundo giraba en torno a su esposo, Williams. Pero todo cambia cuando este le entrega los papeles de divorcio tras problemas de fertilidad por parte de ella. Williams planea quedarse con la herencia que le corresponde a Karina y la empresa de su padre. Ella sabe que no puede ganar esta guerra sola porque no posee conocimientos del mundo empresarial, ya que las mujeres no son aptas para manejar negocios (según los hombres de su vida) Karina quiere recuperar su matrimonio, mas no por amor. Piensa que no tiene salida y que su único propósito es servir a su marido. Hasta que conoce al infame empresario Austin Cooper. Odiado por muchos, amado por nadie. Es el enemigo mortal de Williams, cuyas razones de enemistad desconoce Karina. Al descubrir la traición de Williams, decide vengarse de la mejor manera; seduciendo al rival de su esposo, metiéndose en su cama y entre sus sábanas. Austin hará lo posible por robarse aquella mujer para que permanezca a su lado. Pero, ¿por qué está tan interesado en ella? ¿La quiero por venganza, placer, amor?

—Sé lo que debes estar pensando, y probablemente soy un imbécil y te estoy haciendo daño, pero no puedo. Es lo que quiero y… —Eres muy egoísta y lo sabes, ¿no? —Sí, no debí hacerlo. Perdóname, perdóname —suplicó. —¿Tienes idea de lo que acaba de suceder? Quizás para ti no signifique nada, pero para mí… —sollozó—. No puedes irte. —No puedo quedarme. —Eres un imbécil. Acabado de perder la virginidad con un puto imbécil. —Lloró—. Tienes razón. Puede no haber sido una violación, yo accedí, pero sí abusaste de mí, . ¿Qué derecho tenías? Pensé que… que… —tartamudeó. —¿Que te quiero? Te quiero, Amy. Sí, te quiero. —No lo suficiente como para… pensar antes de actuar —sollozó. —¿Qué tengo que hacer para que me perdones? —No te vayas. —No puedo. La decisión está tomada. —¡ENTONCES VETE AL INFIERNO! Se sentía completamente rota. ¿Qué clase de broma de mal gusto era aquella? ¿Por qué diablos jugaba con ella? ¿Cuál era la gracia de todo aquello? ¿Por qué la había ilusionado de aquella manera? Desde aquel día el mundo de Amy se derrumbó. El muchacho por el que hubiera dado todo, no solo la había usado, si no que se había marchado, poco después, sin mirar atrás. No obstante, pese al dolor que sentía, no pensaba dejar de vivir. Brendan Warren quedaría enterrado en el pasado. O al menos, eso creyó, hasta que 12 años después, el destino de nuevo sus caminos entrelazó.

—Soy Elizabeth Conway. Soy diseñadora de modas— digo un poco nerviosa, espero que no se note tanto. —Vale ¿En qué podemos ayudarla?— pregunta el hombre. —¿Es usted el dueño de este lugar? Quiero decir, se ve muy joven para serlo— insisto, ya que no creo que sea él con quien necesito hablar. —Soy hijo del dueño, el Príncipe y heredero de estas tierras. Eso me da suficiente potestad aquí— habla con ciertas ínfulas que de inmediato me caen muy mal. —¿Príncipe? ¿De qué rayos habla?— frunzo el ceño, ya que no somos un país con sistema monárquico. —Solo dígame qué es lo que quiere, Elizabeth. Terminemos con esto de una vez— insiste él, quien se ve molesto. —Bien, quiero hacer convenios con ustedes—.

Siempre supe que enamorarme de él no era una buena opción, me lo advirtió pero yo, ilusa, caí envuelta en sus brazos sin siquiera obtener nada bueno de él. Tenía la leve esperanza de que algún día pudiese destruir ese muro que él, por tanto tiempo, había construido. Mi curiosidad me había sumido en un mundo del que yo no era consciente. Lo que pasaba a mi alrededor todo era sólo una mentira. Vivía en la mentira y no lo veía. Sabía desde un principio que estaba jugando con fuego, un fuego en el que estoy dispuesta a quemarme. Desde el primer momento que mis ojos se conectaron con sus oscuros ojos quedé hipnotizada y supe que él iba a ser un problema. ¿Pero realmente sería amor lo que siento o sólo es una obsesión? No lo sé, sólo sé que lo quiero en mi vida aunque Él no lo quiera.