¡Adiós para siempre!
Cuando morí, aplastada por la cabina de la rueda de la fortuna donde Carlos y Yolanda tenían su aventura, también murió, ese día, el bebé que llevaba en mi vientre. Yolanda, manipuló a Carlos para que me sacara el bebé y se lo diera a ella, robándose también mi teléfono que luego usó para difamarme y convencer a Carlos de que no me buscara.
Cuando Carlos descubrió que el cuerpo sin vida era el mío y que el bebé que extrajo para Yolanda era nuestro hijo, solo le quedó decir que el nonato fue bueno y tendría fortuna en su próxima vida, pero a pesar de su arrepentimiento siguió preparando su boda, mientras mi espíritu se iba desvaneciendo.
Durante la boda, Carlos expuso todos los actos malvados de Yolanda y, en su último arrepentimiento, la arrastró con él desde la azotea. Ella murió instantáneamente, pero Carlos sobrevivió condenado a vivir como un vegetal.
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