"LA GEMELA EQUIVOCADA PARA EL ALFA CORRECTO"
Me deslicé bajo sus brazos, buscando un lugar seguro para respirar. Noté una sonrisa juguetona en sus labios, pero decidí ignorarla.
— ¿La transformación va a doler? - Bajé la mirada y pregunté en susurro.
— Primero, tus huesos comienzan a romperse, arrojándote al suelo. — Sus ojos estaban cerrados. — Luego, densos pelos crecerán por todo tu cuerpo. El alargamiento de las extremidades, considero que es la parte más emocionante del dolor.— El Alfa bromeó con un destello de lengua antes de continuar. —Después viene el acortamiento del hocico y el desarrollo de garras y colmillos afilados.
— ¿Me volveré irracional? - Cubrí mi boca, intentando controlar el nudo que se había formado en mi garganta. — ¿Cómo lo controlas tú?
Riendo, él ya había llegado a mí y me atrajo hacia él, clavando sus garras no muy profundamente en mi cadera, lo que provocó un gemido de dolor.
Retiró las garras, dejando solo una larga, y volvió a mi barbilla, rasguñándola y recogiendo una gota de sangre. Lamió y sonrió. — No te preocupes, estaré aquí durante todo tu juicio.
—¿Para asegurarte de que muera?— Con lágrimas en los ojos, di unos pasos más hacia el peligroso juego de él, notando que su respiración estaba un poco más agitada.
— Me recuerdas mucho a ella. — Murmuró, presionando su frente contra la mía. — Para asegurarme de que tu transformación no se salga de control y para presenciar la elección de la divinidad. — Con más presión en mi frente, me obligó a dar algunos pasos hacia atrás con dolor.
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