El Crimen Secreto de Mi Marido Perfecto
El Crimen Secreto de Mi Marido Perfecto
En el funeral de mi madre, mi prometido, Ricardo, apareció del brazo de Bárbara Lombardi para dar el pésame.
Y justo ahí, delante de todos, anunció que cancelaba nuestro compromiso… para casarse con ella.
En medio del dolor por la pérdida de mi madre, me convertí en el blanco de las miradas: algunas de lástima, otras de burla…
Fue entonces cuando Fernando, mi amigo de toda la vida, se arrodilló frente a mí para pedirme matrimonio, asegurando que llevaba años amándome en silencio.
Conmovida por la intensidad de sus palabras, acepté.
Pasaron tres años desde aquella escena. Tres años de matrimonio en los que, pese a todos nuestros intentos, no logré quedar embarazada. Fernando siempre me consolaba diciéndome que no importaba, que tenerme a su lado ya era suficiente.
Hasta que un día, sin querer, escuché una conversación entre él y el médico de la familia:
—Señor Villareal, las pastillas anticonceptivas están listas, tal como indicó. ¿Desea que se las siga suministrando a su esposa?
La respuesta de Fernando fue cortante, desprovista de cualquier emoción:
—Sí. Que no las deje. Casarme con ella fue solo un arreglo temporal. En mi corazón, Bárbara es la única que debe ser la madre de mis hijos.
En ese instante, todo se derrumbó. El matrimonio que yo había creído un refugio de felicidad, resultó ser una farsa cuidadosamente planeada.
Fue el momento en el que lo decidí:
«Si él ya no me ama entonces yo tampoco lo quiero.»