Después de mi muerte, mi ex lloró frente mi tumba
El día que Yolanda Flores finalmente regresó al país, Mateo Guzmán no volvió a casa en toda la noche.
Al día siguiente, vi en sus historias de redes sociales dos manos entrelazadas y el rostro inocente de Mateo mientras dormía.
Cuando llegó a casa, me arrojó bruscamente sobre la mesa los papeles de divorcio y me dijo:
—Desde el principio ocupaste el lugar que le correspondía a Yolanda. Ahora que ha regresado, es hora de que te marches.
Esto no me importó, al fin y al cabo, ya no me quedaba mucho tiempo de vida. Que le diera a quien quisiera el título de señora Guzmán.
Poco después mi vida llegó a su fin.
Mateo lloró, desesperado, y, arrodillado frente a mi tumba, me prometió que jamás volvería a tomar la mano de otra.