Me llevé un susto y di varios pasos atrás por instinto.Pensé que estaba fingiendo estar borracho para hacerme daño, pero resultó ser incluso más peligroso que eso.—Esposa… ya estoy en casa… —se tambaleó al levantarse y trató de lanzarse hacia mí.Con lo alto y fuerte que es, si me tiraba al suelo, no iba a haber forma de que sobreviviera.Asustada, me hice rápidamente a un lado para evitarlo.Al fallar, su enorme cuerpo cayó al suelo, haciendo temblar el piso con el impacto.—Esposita…Como si no esperara que yo me apartara, me miró con una cara herida y llena de reproche.Era como un niño que, lleno de alegría que corre hacia la persona que más ama y en quien más confía, solo para ser empujado cruelmente.Por un momento, casi me hizo sentir lástima.De repente entendí por qué mi yo del pasado estaba tan obsesionada con este hombre, por qué no podía dejarlo ir. Su cara parecía hecha a mi medida. Es exactamente el tipo de hombre que me gusta.Frente a una cara tan perfecta, ya es difí
—Esmeralda, te lo he dicho mil veces: ¡entre Luna y yo no hay nada! No somos lo que piensas. ¡Y aunque uses el divorcio para amenazarme, no voy a mandarla al a vivir por fuera del país solo porque a ti se te da la gana!Pensé que por fin había entendido que quería divorciarme de verdad, pero no. Cambió de tema, como siempre, echándome la culpa de todo, diciendo que estaba haciendo un berrinche y usando el divorcio para chantajearlo.Esa sensación de estar hablando con una pared me frustraba demasiado.Volví a mirarlo, esta vez con más seriedad que nunca.—David, no estoy haciendo berrinches. No estoy usando el divorcio para chantajearte. Mucho menos quiero que mandes a Luna al extranjero.—De hecho, y de todo corazón, les deseo lo mejor a los dos.—Si pudiera sacarme el corazón y mostrártelo, lo haría, para que veas lo mucho que deseo que ustedes sean felices juntos.David apretó los puños con tanta fuerza que las venas en el dorso de sus manos sobresalieron.Alguna vez, ella le había
—No es nada, sólo un cortesito —David retiró su mano y se alejó un poco Luna.En los ojos de Luna se pudo ver, por un instante, que se molestó, pero fue tan fugaz que él no lo pudo ver. Cuando levantó la vista hacia David, su expresión volvió a ser la misma de siempre: tierna y preocupada.—David, por favor, ve a que te curen la mano primero.—No hace falta. Primero te llevaré a ver al profesor Sierra.Los padres de Esmeralda observaron cómo David cuidaba de Luna, tan preocupado por ella que incluso ignoraba su propia herida. Ambos suspiraron profundamente. Si no fuera por aquello que ocurrió, que David pudiera divorciarse y estar con Luna sería algo maravilloso.Lamentablemente…Pensando que todo esto era culpa de Esmeralda, los dos padres sentían aún más rechazo hacia su propia hija biológica. Cuanto más lo pensaban, más molestos estaban.Llena de enojo, la madre de Esmeralda la llamó por teléfono:—¡Ethan! ¿Sabías que David no puede superar ese obstáculo y por eso aceptaste tan fáci
Al caer la noche, la discoteca comenzó a llenarse de vida. Las luces de neón y la música vibrante daban un aire desenfrenado y extravagante. Adam se detuvo cuando iba camino a su mesa reservada con un cliente para cerrar un trato. Después de pedirle a su asistente que llevara al cliente a la mesa, él volteó hacia otra mesa que había cerca. Tras saludar rápidamente a alguna persona, miró a David y dijo:—David, hoy la señora Bois cumple setenta, ¿no? —¿Cómo es que no estás en su fiesta y estás aquí bebiendo?David no respondió, simplemente tomó otro sorbo de su copa de vino.—¿Sigues molesto con tu esposa? —preguntó Adam con curiosidad. —Aunque tengo que decir que Esmeralda no debería haberte dejado así, la señora Bois cumple setenta años hoy. Si no vas con ella, seguro que todos se burlarán de ella.La mirada de David se vio aún más alterada y, de manera casi automática, revisó su celular. Pero, al ver que no había llamadas perdidas ni mensajes sin leer, se molestó aún más.Desde que
Antes, mi baja autoestima y carácter sumiso venían del trauma de sentirme rechaza por David. Pero, si nunca respondí a los insultos de otras, fue porque pensaba que no valía la pena pelear entre mujeres. Sin embargo, eso sólo les dio más confianza para atacarme una y otra vez.Pues bien, si no van a parar, ¡entonces puedo bajar a su nivel!Las señoras Laurent y Cordier, ambas amigas cercanas de la tía de David, estaban atónitas con mi contraataque. Pero después de unos momentos, la tía de David reaccionó rápidamente y adoptó una actitud de autoridad, dispuesta a reprenderme:—¡Esmeralda! ¿Cómo te atreves a hablar así?Sonriendo, la miré directamente y le respondí:—Espera, tía. También tengo algo que decirte. Si yo soy una gallina vieja incapaz de poner huevos, entonces ¿qué es David? ¿Y qué eres tú?—En lugar de culparme por no tener hijos, ¿por qué no llevas a tu querido sobrino a hacerse un chequeo? Tal vez el problema sea suyo y no mío.—Al fin y al cabo, los problemas de fertilida
Por la humillación frente a tantas personas y en una ocasión tan importante, mis padres se veían obviamente incómodos.Su tesoro más preciado, su adorada Luna, al ver la situación, rápidamente se adelantó con una actitud sumisa y dijo con voz suave:—Abuelita, no se enfade, por favor.—Todo esto ha sido un malentendido, ¡no lo tome de esa manera!David, molesto, la respaldó:—Así es, nona, usted ha malinterpretado las cosas. Yo no vine aquí con Luna. Simplemente me la encontré en la entrada y, al ver que tenía estaba mal de la pierna, la ayudé a entrar.—Y su lesión se debe a que ella escuchó que el chorro que cae del lado de la Iglesia de las Carmencitas es famoso por sus bendiciones, especialmente si se pide en el día del cumpleaños. Fue allí para pedir por su salud y bienestar.—Con el fin de mostrarle su máxima sinceridad y darle sus mejores bendiciones, Luna subió las montañas de rodillas, haciendo una reverencia en cada paso. Estaba tan agotada al bajar que terminó rodando por la
Yo siempre había sentido que entre David y Luna había algo, pero lo amaba demasiado como para poder creer esas cucarachas que rondaban por mi cabeza. Lo amaba tanto que, aunque sufría y sospechaba de lo que era cierto para otros, cuando David decía que no había nada entre ellos, yo elegía siempre como boba creerle.Creía hasta el punto de intentar complacerlo desesperadamente, de buscar formas para ganarme su corazón de nuevo. Cada vez que algo pasaba entre él y Luna, yo sentía terror, con miedo de que esta vez realmente lo perdería. Y cuando él regresaba a casa, no podía evitar preguntarle una y otra vez sí, de verdad, me amaba.Yo, que siempre había huido del dolor, llegué incluso a hacerme cortadas en las muñecas solo para suplicarle que regresara de donde estuviera con Luna.Pero toda esa desesperación y miedo, en los ojos de David, no eran más dramas y caprichos. Para él, ni siquiera mis cortes fueron suficientes para que volviera a casa, mucho menos para que sintiera lástima por
David habló con tanta seriedad que, por un momento, casi le creo.Era un verdadero maestro en el arte de golpearte y luego darte una pequeña recompensa, lo justo para hacer que te apegues a él, tal como domando bestias lo solía tratar a uno. Ahora entendía por qué la antigua yo no podía soltarlo.Pero era una lástima: ya lo había olvidado. Nunca más caería bajo su control.Cuando terminó de hablar, el salón quedó en un silencio absoluto.Los presentes no sabían qué pensar. Después de todo, David quien constantemente despreciaba y maltrataba a su esposa, mientras trataba a Luna como una reina. Ellos no habían hecho más que seguir la corriente y pensar en ayudarlo. ¿Y ahora les salía con esto? ¿Y además los amenazaba?Era... frustrante.Si para ellos era solo frustración, la carota Luna era otro asunto. En cuestión de segundos, su expresión se volvió tan amenazante que era difícil encontrar palabras para describirlo.Sin embargo, fue solo un instante. Rápidamente se calmó y volvió a most