Capítulo 9
—No es nada, sólo un cortesito —David retiró su mano y se alejó un poco Luna.

En los ojos de Luna se pudo ver, por un instante, que se molestó, pero fue tan fugaz que él no lo pudo ver. Cuando levantó la vista hacia David, su expresión volvió a ser la misma de siempre: tierna y preocupada.

—David, por favor, ve a que te curen la mano primero.

—No hace falta. Primero te llevaré a ver al profesor Sierra.

Los padres de Esmeralda observaron cómo David cuidaba de Luna, tan preocupado por ella que incluso ignoraba su propia herida. Ambos suspiraron profundamente. Si no fuera por aquello que ocurrió, que David pudiera divorciarse y estar con Luna sería algo maravilloso.

Lamentablemente…

Pensando que todo esto era culpa de Esmeralda, los dos padres sentían aún más rechazo hacia su propia hija biológica. Cuanto más lo pensaban, más molestos estaban.

Llena de enojo, la madre de Esmeralda la llamó por teléfono:

—¡Ethan! ¿Sabías que David no puede superar ese obstáculo y por eso aceptaste tan fáci
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