Dora, estaba bebiendo tranquilamente el té de la tarde,

“Hija, ¿qué te pasa?” La señora Méndez suspiró. “Mañana es el comienzo de la selección. ¿Por qué no prácticas un poco más?”.

“¿Por qué debería hacerlo?” ¿Qué tipo de progreso y sublimación puede haber en el último minuto? “Además, mi nivel es considerado muy bueno en el país. Incluso los profesores me elogian como una jugadora de primer nivel”.

“Entonces, mamá, no tienes que preocuparte, ¡Definitivamente obtendré una buena clasificación!” Dora, tomó otro sorbo de té de fruta.

“Siempre hay alguien mejor. Dora, no debes bajar la guardia. Si obtienes una clasificación esta vez, en el futuro, otros te admirarán en el círculo de la alta sociedad”.

“Entonces, ¿no tendrás que seguir admirándote? Mira a esa tal Cintia, según se dice, ella pintó un cuadro, y se vendió por una suma considerada de dinero. ¿Cuántas familias tienen envidia?”.

Dijo la señora Méndez con seriedad.

“Mamá, no digas más. Ellas también participarán en este concurso